LAS MEDITACIONES DE BIBIANA CERVANTES

Apellidándose Cervantes, la colombiana Bibiana ha de expresarse bajo la inmanencia de un numen muy concreto. Y esa concreción quizás la desvela Oscar Wilde con su afirmación de que todo arte es a la vez superficie y símbolo. Pero en su caso conforme a una creatividad en la que anida la abstracción –con algunas excepciones figurativas- y el signo, que siempre es un acontecimiento que se inserta en su obra para dejar su huella y la voz de su densidad.

Bibiana, por tanto, se inclina, a través de la elaboración callada y silenciosa del proceso de incubación del hecho plástico, por lo telúrico, por el encuentro con la transformación que como hacedora ella misma le imprime en esos momentos de búsqueda y de cierta connotación mística. Desde la materia que utiliza y se hace poseedora hasta la estructura que la hace aparecer de la nada, el resultado es una manifestación poética de canto a la iluminación, a la textura, al color y al espacio. Elementos que forman una unidad de fuerzas visibles que muestran el camino. 

Tal quehacer conlleva sus riesgos y ella los asume porque su pasión es inagotable. No hay barreras ni límites a su disposición y voluntad férrea de seguir su propia visión adondequiera que la lleve, con el fin de compartirla y hacerla formar parte también de la mirada y espíritu de sus espectadores. Y en orden a ofrecerles su símbolo de pertenencia, su origen, puesto que su producción se proyecta más allá de sí misma.

Híbrido de mente y materia, de luz y penumbras, su trabajo, sus collages, dan lugar a conexiones imprevistas, a extensiones lógicas y coherentes con su concepción arqueológica y geológica, manifestaciones de lo primigenio en su tránsito hacia el presente. Su propósito es mantener una idea de simultaneidad con una dimensión universal, para lo cual la función de su yo le sirve para imponer la forma y la sustancia, actuando como una hechicera que a través de la magia plasmase un exorcismo revelador.

Cuanto antecede es, por último, una meditación sobre el impacto de los vestigios, huellas y rastros que va dejando y exponiendo, con miras a culminar y conformar un cosmos a visualizar a partir de unas claves muy penetradas en un tejido que es casi como un rito infinito de la tierra.