La nobleza (I)
La nobleza está adscrita a la idea de centro, y con ello a la idea de lo sagrado. Es un lugar donde se reúnen cielo, tierra e infierno y a la vez residencia real que simboliza la montaña cósmica como puerta de acceso al más allá. Por tanto, la nobleza, más que una jerarquía grupal, representa una teoría cosmológica de la que emana la pureza y sus actos de gracia, y donde la figura del rey es a quien le corresponde reconocer y premiar dichas actitudes.
Y bien. ¿Qué es la pureza? La pureza es un eón en el espacio, aquello que a partir de su ficción aprisiona la verdad entre la fluidez de la materia y el concepto de confusión, lo que acaba formando el cuerpo sensible. Llegados a este punto, el enemigo natural de la nobleza es el caos, ese objeto de lo primordial que carece de todas las propiedades que menciono. Pero fijémonos en lo peculiar de esa relación. En realidad no es que exista una confrontación en ello, sino que el proceso es más como una carga interior, como una afrenta psíquica. Podemos deducir de ello que a partir de aquí puede suceder cualquier cosa sea o no destinataria en su forma. Unos lo entienden como el sacrificio del cuerpo frente al alma y otros negando esa realidad siendo ateos.
Y bien. ¿Qué es la pureza? La pureza es un eón en el espacio, aquello que a partir de su ficción aprisiona la verdad entre la fluidez de la materia y el concepto de confusión, lo que acaba formando el cuerpo sensible. Llegados a este punto, el enemigo natural de la nobleza es el caos, ese objeto de lo primordial que carece de todas las propiedades que menciono. Pero fijémonos en lo peculiar de esa relación. En realidad no es que exista una confrontación en ello, sino que el proceso es más como una carga interior, como una afrenta psíquica. Podemos deducir de ello que a partir de aquí puede suceder cualquier cosa sea o no destinataria en su forma. Unos lo entienden como el sacrificio del cuerpo frente al alma y otros negando esa realidad siendo ateos.
Hagamos un poco de historia a partir de aquí. Ha habido muchos ciclos en la nobleza. El último de ellos es el de 1820 cuando el título nobiliario correspondía a una prerrogativa de honor referida en el artículo 62f de la constitución. Y no era nada más que eso. Por otro lado, la nobleza significa el conocer y el conocido y se distingue por los hechos o virtudes realizadas entre sus contemporáneos. Cuando la nobleza es concedida en vida por el monarca, se le llama nobleza de privilegio; cuando es por linaje y heredada, se le llama nobleza de sangre. Aquí en España el origen de la nobleza desciende de la reconquista, de sus batallas y repoblaciones fronterizas y por distinguirse en la administración. No entraremos aquí en las categorías que existen dentro de la nobleza ya que lo podéis consultar por internet. Añadamos solo que en el diccionario se entiende por nobleza a la generosidad, honradez y total ausencia de maldad (también en el caso de los animales y cosas). Lo que si haremos es tratar de averiguar porque hoy por hoy aún hay gente pintando la desgracia de los demás en la pared.
Si entendemos de antemano que existe una necesidad de más en la vida, debemos ir preparándonos para ello, quizás a partir de aquel espíritu de lógica que aportaron los franceses en su momento, el cual llegó a sentir un odio contra la nobleza de sangre que aún dura. Mezclados entre la plebe andan esos guardianes de la sabiduría siempre de la mano de ese individualismo que ellos llaman objetivo pero que únicamente es apariencia, pues así es su universo y planteamiento final donde todo es error, genial y absurdo, pero error al fin y al cabo. En ese mundo no cabe la disidencia ni el buen hacer, solamente el paroxismo cultural internacional con la única idea de sobreponerse frente a la incertidumbre. El propósito es recrearse continuamente en la forma como arquetipo de la esencia. Dentro de ese esquema tan limitado la nobleza poco tiene que decir al respecto pues también ella cae en esa espiral de la que es parte (pese a su propósito anímico).
Si entendemos de antemano que existe una necesidad de más en la vida, debemos ir preparándonos para ello, quizás a partir de aquel espíritu de lógica que aportaron los franceses en su momento, el cual llegó a sentir un odio contra la nobleza de sangre que aún dura. Mezclados entre la plebe andan esos guardianes de la sabiduría siempre de la mano de ese individualismo que ellos llaman objetivo pero que únicamente es apariencia, pues así es su universo y planteamiento final donde todo es error, genial y absurdo, pero error al fin y al cabo. En ese mundo no cabe la disidencia ni el buen hacer, solamente el paroxismo cultural internacional con la única idea de sobreponerse frente a la incertidumbre. El propósito es recrearse continuamente en la forma como arquetipo de la esencia. Dentro de ese esquema tan limitado la nobleza poco tiene que decir al respecto pues también ella cae en esa espiral de la que es parte (pese a su propósito anímico).