La fotografía y las publicaciones habaneras de entre siglos
La fotografía y las publicaciones habaneras de entre siglos
Un acercamiento a las publicaciones habaneras de la segunda mitad del siglo XIX y principios del XX recoge intereses precisos en consonancia con el invento del daguerrotipo que unos años antes había sido presentado por el Estado francés en la Academia de Ciencias de París (19 de agosto de 1839). Solo recordar que la primera noticia de esta inventiva dada a conocer en nuestro país se publicó en el Diario de La Habana en marzo de 1839, traducción del original aparecido en La Gazette de France con unas pocas semanas de antelación.
Un año después, Pedro Téllez Girón, hijo del entonces Capitán General de la isla, recibía la primera cámara de daguerrotipos que dio lugar a la imagen inicial de La Habana, captada desde el extremo superior derecho del Palacio de Gobierno hacia la Plaza de Armas. Este acontecimiento también quedó registrado en un artículo que se publicó en el periódico El Noticioso y Lucero, el 5 de abril de 1840.
Tiempo después, con el flujo de daguerrotipistas llegados de otras latitudes y su consecuente asentamiento en la urbe habanera proliferaron estudios y negocios concernientes a lo que luego se denominaría “fotografía”. El Diario de La Habana en su primera plana del 29 de junio de 1840 ya utilizaba la palabra “Photographo” para definir el viaje por Egipto del pintor francés Honorato Vernet, pero no es hasta pasada una década que esta expresión se populariza. En la calle Obrapía No. 8 se encontraba la Librería de Ramis donde podía encontrarse a la venta el libro Exposición histórica de los procedimientos del daguerrotipo y del diorama, firmado por Daguerre, en edición corregida que incluía siete láminas referenciales. La relación fotografía/imprenta se hacía cada vez más ostensible, tal es el caso de la publicación del álbum Isla de Cuba Pintoresca con dos reproducciones litografiadas del artista francés Federico Mialhe para su cuarta entrega en 1841, estas eran: la Fuente de la India y la Iglesia del Santo Cristo.
En 1855 la Revista de La Habana publicaba un artículo dedicado a la presencia de los fotógrafos en esta ciudad con espacios arrendados para sus estudios y galerías, fundamentalmente en intramuros, próximos a las céntricas calles Obispo y O’Reilly, pero estos debieron esperar al menos cuatro años para que en el Anuario y Directorio de La Habana apareciera la relación de nombres acreditados como retratistas al daguerrotipo.
Los primeros fotorreportajes publicados en la prensa tuvieron estrecha relación con los inicios de la Guerra de los Diez Años en 1868, no obstante, las visiones de sus hacedores estaban parcializadas a la representación del glorioso ejército colonial pues solo un contado grupo de fotógrafos y periodistas tenía el autorizo a entrar en zonas de conflicto. El Álbum Histórico Fotográfico de la Guerra de Cuba desde su principio hasta el reinado de Amadeo I, dedicado a los beneméritos cuerpos del Ejército, Marina y Voluntarios de la Isla y El Álbum de la Paz, ocurrencias de la campaña de Cuba durante el tratado de Paz, 1878, muestran fe de ello.
En este segundo título se revelan obras del fotógrafo español Elías Ibáñez en sus visitas a los campamentos insurreccionales, justo antes de la firma del Pacto del Zanjón. De a poco comenzaron a surgir imágenes posadas de oficiales junto a pequeños grupos del ejército mambí. Pero, sin dudas, fue José Gómez de la Carrera el más célebre corresponsal de todos, precursor de la fotografía instantánea en Cuba y colaborador de distintas publicaciones del período, entre las que resaltan La Caricatura (1888-1892), La Lucha (1892-1895), El Fígaro (1895-1903), La Discusión (1898-1903) y Cuba y América (1904-1906).
Enero de 1882 marca el comienzo del Boletín Fotográfico de La Habana, publicación de carácter mensual especializada en temas de notable beneficio para los interesados en conocer sobre la técnica y el arte de la fotografía a través de sus géneros más comunes, desde el paisaje, la arquitectura y monumentos, o el retrato clásico de personas acaudaladas tan en boga por aquellos tiempos. El Boletín Fotográfico, ilustrado mediante imágenes fotograbadas, fue pionero en América Latina y duró hasta 1888. El fotograbado y otros procesamientos se implementaban así en los talleres de impresión que prestaban sus servicios a importantes revistas de la época como La Habana Elegante y El Fígaro. Esta última publicación sobresalía entre sus análogas por el amplio despliegue visual que contenían las páginas, haciéndose eco de los acontecimientos más relevantes de su actualidad temporal.
Así, desde visitas ilustres a la isla hasta la cruda realidad marcada por hechos trascendentales como la Reconcentración de Weyler, la explosión del Maine o la ascensión de la bandera norteamericana en lugar de la cubana, quedaron registrados en las publicaciones de aquel momento. Finalmente en 1902 el pueblo vio hondear nuestra bandera con el nacimiento de la República. Fotografías inolvidables por su carga histórica y cultural, pero también por la calidad que profesaron sus artífices. Se abrían de tal forma nuevas etapas de lucha para la nación, siempre testimoniadas por el ojo mágico de alguna antigua cámara fotográfica en manos de su perspicaz creador.