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Exposición de Felipe Alarcón en Francia

Felipe Alarcón

El día 2 de mayo, en el Nouvel Espace Culturel (NEC, 9 Rue Claudius Cottier. St-Priest-En-Jarez) de Saint-Étienne, Francia, se inauguró la exposición “Guernica, la bestia indomable”, del artista cubano-español Felipe Alarcón Echenique.
Este creador, cuya trayectoria ha demostrado constancia, coherencia y autenticidad, ha sido mucho más valorado en Europa que en su propio país, pues su obra ha tenido que enfrentarse a diversos prejuicios. Es un artista de los 80´ que no se adhirió a aquel movimiento que el uruguayo Luís Camnitzer definió como “El Renacimiento del arte cubano”. Felipe siguió su propio derrotero, tal vez porque se dio cuenta de que demoliendo cánones “caducos” estábamos instaurando otros igual de limitados, igual de peligrosos, igual de sectarios, igual de excluyentes…
Para conservar indemne su autenticidad el artista ha de pagar un precio elevado, le corresponde hacer caso omiso a los “cuerdos”, a los “conocedores”, a los que le dicen que su camino será incierto y subvalorado. Consolidarse en una expresión pictórica diferente a las que dominaban en ese momento el panorama cubano (bad painting, transvanguardia…) y mantenerse alejado de lenguajes como el de la instalación o la performance, fue visto como una toma de posición conservadora, pero él obedeció a su instinto y no quiso jugar a Dadá, no quiso participar de fórmulas mansas con apariencias de rebeldía ni romper cánones que ya habían sido rotos hacía muchos años.
En esta exposición continúa utilizando el sistema de representación que lo identifica, se caracteriza el mismo por una cristalización equilibrada de muchas figuras que se entretejen en una sola imagen. Como él mismo manifiesta, no desarrolla una composición lineal porque esto limitaría la magnitud de lo espontáneo. El hecho de que las figuras no aparezcan completas e independientes, sino sugeridas y mezcladas, y la constante de que cada figura ayude a formar otra u otras, tiene sus raíces en las composiciones cubistas y en las futuristas, aunque el resultado morfológico sea muy distante al de estos movimientos.
De este modo los personajes pierden su individualidad, cada uno existe desde la presencia del otro, el goce estético del espectador consistirá en el desplazamiento de su mirada por los diferentes registros de la línea y el color, utilización de recursos que nos hace cuestionar los límites de cada hecho histórico que cita, de cada personaje representado como célula integral de un organismo vivo y no como ente separado, porque no hay espacio para protagonismos en el mundo que nos ofrece Felipe Alarcón.
Rememorar Guernica va más allá de la actitud visible de empatizar con las ideas humanistas de Picasso, o de manifestar una obvia posición en contra del genocidio allí ocurrido y los de la actualidad, establece también una conexión entre su obra y el célebre cuadro a nivel plástico, desde el punto de vista puramente formal. Felipe, más que pintar dibuja y Guernica, más que una pintura es un dibujo.
Por supuesto, la temática y el contenido representacional, aquel que nos proporciona la primera lectura, son motivaciones que lo impulsan, pero donde se encuentran los verdaderos valores de su obra es en un espacio que está más allá de este pretexto. Lo que define su obra encarna más en la compleja estructura formal que cultiva que en este o cualquier otro tema. Detrás de la referencia temática, el contenido intrínseco de su obra se manifiesta cuando un Picasso fragmentado, lejos del pedestal del genio, aparece integrado a personajes anónimos o a figuras interpretadas de su gran cuadro; también se nos evidencia cuando una figura icónica, como la del Pequeño príncipe, adquiere el mismo papel secundario que un minotauro. Es allí, en esa fusión de figuras precipitadas, en ese orden logrado en medio del caos, donde reside lo que en su país llaman “el pollo del arroz con pollo”, es decir, la esencia de su práctica artística.
Contiene un porciento de hedonismo ¿por qué no? Complacer a los ojos del espectador ha sido mal visto en los últimos tiempos, en los que todo intento de virtuosismo pictórico se trata de relacionar con el sensualismo barato, pero no siempre es así, el refinamiento de estas formas aporta emociones muy positivas a los temas que aborda. La fruición estética del espectador no será únicamente la del recorrido de sus ojos, ni la de su admiración por tanto rigor y entrega, su mente también encontrará un deseo de desentrañar, sentirá una pasión semejante a la de los arqueólogos. Imaginamos el todo a través del fragmento, y a través de muchos fragmentos infinitas posibilidades que nos permiten profetizar la totalidad.

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