Un niño pequeño mira ensimismado una de las columnas de cemento que sostiene la autopista C-31. No es una columna cualquiera, ni siquiera es gris, como muchas otras cosas monótonas sobre la tierra. Mientras el pequeño espera a su padre, que carbura el coche gris para llevarle al colegio por la mañana, los ojos del niño se despabilan lentamente con la imagen de un gran oso pardo que abre el hocico y gruñe entre el follaje.

Se trata de uno de los murales de un bosque urbano formado por 400 columnas. Desde el año 2016 y de forma progresiva, este espacio gris y olvidado se está convirtiendo en una galería de arte, en un proyecto de creación y transformación único en el mundo por su extensión. Un kilómetro y medio de largo bajo la carretera del eje costero, es utilizado a diario como aparcamiento. Esta iniciativa cultural es impulsada por la asociación cultural El Generador y los municipios de Sant Adrià de Besòs y Badalona.

Para Juan Carlos Regidor, agitador cultural, y para Zosen, artista muralista de trayectoria internacional (los dos comisarios del proyecto), el impacto del entorno visual ha sido inmediato. “La idea del proyecto es convertir esos entornos grises y oscuros en espacios llenos de color y de vida”, y agregan: “Los vecinos viven esos cambios de forma positiva y lo expresan abiertamente a los artistas. El lugar no deja indiferente a nadie, rompe la monotonía de un ‘no lugar’ y hace que la comunidad lo haga propio, se identifique con el cambio.

A finales del 2019 se han intervenido artísticamente 200 columnas, la mitad del proyecto: 48 en Badalona y 152 en Sant Adrià. Han participado 48 artistas de diferentes nacionalidades, trayectorias y corrientes creativas. Están presente aquí el arte-denuncia, el diseño, la ilustración y el cómic, el arte figurativo y el abstracto, el conceptualismo y el arte naif, se pueden ver influencias del muralismo mejicano y del grafiti callejero, todo esto formando un gran mosaico de culturas. Al haber tanta variedad artística, los vecinos se decantan por uno u otro estilo.

Desde El Generador se apuesta porque el arte urbano sirva de referencia en la construcción de puentes culturales y sociales entre ambos municipios. La autopista parte y divide. Recrear las columnas, en cambio, es una forma de unificar, romper las barreras y fortalecer la identidad social entre los habitantes.

 Las venas abiertas

Las grandes cicatrices producidas por las infraestructuras viarias del área metropolitana de Barcelona han generado espacios degradados e impersonales. El arte urbano, por el contrario, es un claro medidor de cómo las periferias se reivindican en ejes transformadores de la cultura que reclaman ser visualizadas. Ya lo decía el escritor catalán Javier Pérez Andújar en su libro “Paseos con mi madre”: “Ahora hay charcas con ranas donde antes había charcos con ratas. Con solo cambiar una letra puede transformarse el mundo, esto es lo que saben los poetas”.

Puestos a soñar y a poner poesía a la vida, convirtamos el bosque en explosión de color, un paseo de caminos de flores que unan los árboles sin necesidad de saltar o esquivar los coches petrificados, senderos que atraviesen el bosque para unir sus barrios y sus gentes, soles que iluminen el arte, señales informativas, para que cada uno escoja su ruta. Puestos a liberar la imaginación hagamos del bosque un lugar festivo y de encuentro. De degradar a agradar, solo dos letras de cambio y voluntad de transformación es lo que nos queda de camino.

El Bosc Encantat de la C-31 se enmarca en el HOP, encuentros artísticos vinculados a la danza y a la cultura urbana. Una programación anual que impulsa la creación y las sinergias de colaboración entre estructuras artísticas y creadores, relacionados con la cultura urbana. Todos los martes una zona de columnas se convierte en Els Encants de Sant Adrià, uno de los mercadillos más grandes de Cataluña.