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El ser humano ha sido obra de la naturaleza, no existe más que en ella y está regida por sus leyes, de las cuales no puede apartarse ni tan solo por el pensamiento. No existe un tiempo o un espacio concreto, sino cierta ENTROPÍA que nos va definiendo como seres
Nada puede sustituir a la experiencia, la vida hay que vivirla en el Tempo y ese espacio real que corresponde, y en el medio nos queda la obra nuestra por constituir. Establecemos una estrategia para recorrer un CAMINO por la vida y por la obra como unidad, como especie de dos universos posibles, dos mundos que tendremos que soportar entre las relaciones de su existencia. Pero sin olvidar que todo lo que a nuestro alrededor acontece y/o coexiste es para producir un programa que hará generar «el progreso para la destrucción» o «un desorden inherente a su propio sistema» que aunque nos lo propongamos, seguirá existiendo y siendo cada vez más vacuo…
El macrocosmos seguirá existiendo, y aunque lo entendamos como universo grande, que te envuelve, lo vives y experimentas, seguirá quedando en lo exterior a tu existencia, terminando aplastándote… ¿O no?
Por otro lado, el pequeño universo también estará ahí, llevándolo usted por dentro, inventando mil maneras de entenderlo, con el afán rebuscador, devenido por entendidos, como propia esencia de cada ser humano. También lo sufres, te consume, pero, no dejarás de explorarlo hasta que encuentres esa manera de estar en eterna armonía con el Universo Común, y el Universo Propio. ■
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