Bellas artes
Me gustaría examinar la razón por la cual optamos por una exposición u otra, a partir de la premisa de que en ocasiones esta decisión no se limita exclusivamente a nuestro estilo pictórico favorito o influencia cultural, sino también constituye una forma de interacción social y de aprendizaje. En esta búsqueda, de la belleza, descubrimos nuevas perspectivas estéticas y conceptuales que hasta el momento nos podrían pasar inadvertidas o que al menos no le dábamos la relevancia que se merecen. Esta propuesta de marcos de obra como elemento principal de investigación es un enfoque cuanto menos novedoso que nos ayudará a comprender y disfrutar aún más si cabe, de una excelente colección fruto del empeño, el amor, y el buen gusto por el arte de coleccionistas y curadores.
El Museo Nacional Thyssen-Bornemisza exhibe hasta el mes de enero del año venidero su exposición Marcos, con una selección de su colección permanente que abarca desde los siglos XIV hasta el XVII. La muestra contiene once estudios de España, Francia, Italia, Alemania y Países Bajos de diversos períodos, enfocados en un elemento frecuentemente poco apreciado, los marcos. La importancia de este elemento es crucial, la exposición hace hincapié en sus atributos de decoración, integración, protección y en ocasiones parte de la obra o la obra en sí. Según nos anuncian la curaduría, la muestra dispone de tres marcos originales en sus obras, elemento difícil de conservar por el deterioro, descuido, poca importancia o abandono, aunque también consta de otros marcos antiguos de gran relevancia que serán expuestos junto a otros trabajos.
El barón Hans Heinrich Thyssen-Bornemisza llegó a solicitar dos estudios de los marcos de su colección en la década de los ochenta. Los marcos de esta exposición muestran una gran calidad técnica y estilística, lo que los convierte en piezas únicas y valiosas en sí mismas las cuales proporcionan una información adicional que contribuye a conocer de forma más completa el contexto histórico y artístico de las pinturas que encuadran.
En el arte clásico, el marco de una obra no era solo un elemento decorativo, sino que tenía una importancia simbólica, estética y funcional. El marco creaba una clara distinción entre el mundo físico y la escena representada en la pintura, era como una especie de ventana hacia un espacio idealizado o narrativo, enfatizando que lo que se veía dentro de la obra pertenecía a un plano diferente de la realidad. Por otro lado, sus detalles ornamentales y elementos simbólicos enriquecían la narrativa de la pintura, convirtiéndolos en parte de la obra. Podrían estar hechos de materiales preciosos y tallados con motivos clásicos, como guirnaldas, hojas de acanto, querubines o figuras mitológicas, todo lo cual reflejaba el estatus social del comitente y el prestigio de la obra. El marco servía para dirigir la atención del espectador hacia la obra, mejorando la percepción de los colores, la luz y la perspectiva de la pintura, esencial en una época donde la perspectiva lineal y los juegos de luces y sombras se estaban perfeccionando. A todo esto le sumamos la evidente función de protección necesaria por la intensa actividad social de los ambientes donde se exhibían.
Cuando recibí la nota de prensa del museo sobre esta exposición me pareció muy interesante el enfoque en la curaduría de la misma y muy interesante el acento que se pone en este elemento tan importante en ocasiones como la obra en sí, pero quedé embelesada con un retrato de mi artista fetiche, Tiziano. Por este motivo, sin restar importancia al objetivo principal de esta exposición, tengo que confesar que visitaré la muestra principalmente por esta obra, por eso, el título de este artículo.
Tiziano Vecellio di Gregorio (1488-1490 hasta el 27 de agosto de 1576) fue quien recibió el encargo, realizó al menos tres retratos para los dux venecianos. Uno de ellos, para el dux Francisco Venier. Estos encargos aportaban, además de importantes remuneraciones económicas al artista, un gran prestigio y relevancia entre la aristocracia veneciana y se caracterizaban por representar el poder y dignidad del cargo. Desde el 11 de junio de 1554 hasta su muerte dos años más tarde, Venier ostentó el cargo de dux de la república de Venecia. Este puesto elegido por la aristocracia cumplía una función jefe del Estado en una región que por aquel entonces era independiente desde el siglo VIII, el cual incluía la representación diplomática y la supervisión de asuntos de gobierno, aunque estaba controlado por otras instituciones.
El Retrato del dux Francesco Venier destaca por una cuidadosa iluminación, Tiziano gana en contraste, el cual acentúa el semblante dolorido del modelo. El artista capta la psicología del dux con acierto, mostrando su simpatía y complicidad con el gobernante, sin renunciar a mostrar su delicada salud y su aspecto sufriente, subrayando al mismo tiempo el carácter serio y digno del sujeto. Por otra parte, el marco que acompaña el lienzo como todo marco renacentista es de estilo ornamental con abundancia de hojas de laurel (símbolo de victoria) alternados con arabescos. La madera está finamente tallada y acabada en dorado con gris de fondo.
El marco de esta obra no es un simple adorno, sino que representa el poder y la autoridad de Venier su solemnidad y reverencia, además de mostrar la riqueza y el poder del estado veneciano. Desde el punto de vista estético, este marco complementa los colores y la técnica del artista. El uso magistral del color en la obra, el marco dorado y rico en detalles y texturas realza la calidez y la profundidad de los tonos del artista. Además, en un contexto formal como el de un retrato estatal, este marco cumpliría una función de formalización.
Pero volviendo al asunto de esta exposición, el marco no es un simple elemento decorativo, sino una parte esencial de la narrativa visual, necesario para exaltar el mensaje, y esta propuesta hace hincapié en ello. Sabemos que en ocasiones en la elección del marco participaba activamente el artista, en este caso no lo sabemos y además no es el marco original, pero hasta Tiziano sabía muy bien que para retratar a un líder veneciano, no bastaba con pintar al personaje, así que seguramente le diría al dux «Lo importante no es solo cómo te ves, sino también el marco en el que se te coloca». •
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