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ENCUENTRO CON ANTONI VILA

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ENCUENTRO CON ANTONI VILA

Por: Cristina Requena Villalba – pagina 6

FUNDADOR Y PRESIDENTE DE LA FUNDACIÓ VILA CASAS

Viernes, 11 de la mañana. La cita es un espléndido edificio modernista ubicado en la calle Ausias March de Barcelona. Allí se encuentra la sede de la Fundació Vila Casas donde el Sr. Antoni Vila, fundador y presidente de la fundación, me recibe.
Fundada el año 1986, la Fundació Vila Casas es una entidad privada sin ánimo de lucro que tiene como objetivo prioritario promocionar el arte contemporáneo hecho en Cataluña. A través de cinco espacios expositivos: el Museo de Pintura Contemporánea Can Framis (Barcelona); el Museo de Fotografía Contemporánea Palau Solterra (Baix Empordà, Girona); el Museo de Escultura Contemporánea Can Mario (Baix Empordà, Girona); y los dos espacios de exposiciones temporales el Espai VolarT (Barcelona) y el Espai Volart 2 (Barcelona), la Fundación es una plataforma desde la que se exhibe el fondo permanente de la colección y se celebran exposiciones temporales de distintos artistas.
El Sr. Vila me recibe afectuosamente y me invita a tomar asiento en una sala de reuniones. No pecaré de indiscreta, solo diré que esa estancia no dejaría indiferente a nadie. Por inquietud personal prefiero conversar más que realizar una entrevista tipo pregunta-respuesta, es fácil, el Sr. Vila es un buen conversador.
Detrás de su palabra reposada se esconde un discurso energético “digo lo que siento”. Elogia a su equipo y a los artistas de la misma manera que su voz es crítica con las instituciones públicas, la prensa e incluso la crítica: “Las instituciones catalanas, los espacios y museos deberían hacer promoción del arte catalán, pero de una manera u otra, dejan sin apoyo a los artistas catalanes actuales y además se olvidan de los anteriores”
La inquietud de Antoni Vila por el arte viene de lejos. Siempre le ha interesado la pintura y el dibujo, ya de joven acompañaba a su padre a comprar arte. Con el tiempo fue creando una colección del siglo pasado con obras que compraba a familiares que iban desprendiéndose de cuadros más antiguos. Cuando ya no tubo más espacio para almacenarlos le surgió la idea de hacer una fundación.
Los objetivos de la fundación son varios. “Por un lado la Fundación da a conocer nuevos artistas (pintura, escultura y fotografía). Así mismo, los premios de la Fundación facilitan el acceso de los finalistas al mercado profesional. También se trabaja para recuperar trayectorias: ocurre que artistas que han sido verdaderamente importantes y notorios, con el tiempo se ha dejado de conocer su obra porque los espacios públicos y la política cultural que los gestiona se han olvidan de ellos. Estos artistas se ven cada vez más degradados y perdidos, no hay más que ver lo que ocurre en las subastas de sus obras. Nosotros facilitamos nuestros espacios para que artistas con una gran notoriedad en el pasado sigan siendo vigentes”.
Le pregunto por su interés en la promoción de coleccionistas, otro de los objetivos de la institución. “Si promocionamos artistas pero no hay coleccionistas ¿quién compra sus obras? Nosotros pretendemos evidenciar que el coleccionismo es una tarea que debe hacerse desde la sociedad civil”. Reflexiona de cómo la falta de compradores ha modificado los comportamientos de los artistas a la hora de producir. “Antes se pintaba en formato pequeño y mediano porque la gente compraba obras para tener en su casa, hacerse su pequeña colección y disfrutarla. Hoy en día, puesto que el ciudadano de a pie ha dejado de comprar, el artista pinta en formatos más grande pretendiendo vender a instituciones, museos, empresas…”
Antoni Vila lo tiene claro: para despertar el interés del público es imprescindible la educación. Por eso la Fundación recibe a diario grupos de escolares para quienes organizan visitas diseñadas en función de las distintas edades. “Mi gran ilusión es que un día aparezca un artista a quien le pregunten de que le viene la ilusión por la pintura y que responda que es producto de los cursos de la Fundació Vila Casas”
El espectador puede ser pasivo y limitarse a visitar exclusivamente las producciones con grandes nombres, o puede ir aprendiendo a discernir y reconocer su verdadero interés y gusto. Para Antoni Vila “mi criterio principal para escoger una obra es que me guste” y el gusto, naturalmente, con el tiempo va educándose “antes me gustaban cosas más personales, con los años me gustan cosas más contemporáneas” Buscar, investigar, siempre es recomendable. “Todo el mundo sabe que Mir es un gran pintor, pero he encontrado a Puig Perucho que tiene obras tan buenas como las de Mir. Si las pones juntas te das cuenta que no decaen, al contrario, aguantan, lo que significa que es bueno. Unos son conocidos, otros no” Su incesante búsqueda le ha permitido observar uno de los motivos que más le entusiasman de los artistas. “Es impresionante observar como los artistas evolucionan, como cada cierto tiempo cambia su obra por estilo o por técnica. Lo bonito es ver artistas que empiezan y que cada año cambian un poco (o mucho) su sistema de trabajar y que de igual manera las obras continúan siendo bonitas”.
No puedo dejar de preguntarle que opinión le merece el momento actual y hacía donde se dirige el arte. “En el arte a veces hay tendencias que no se pueden olvidar. El arte figurativo había dejado de estar de moda, ahora se trataba de pintar más conceptual y abstracto, pero en los últimos tiempos hay un resurgimiento del arte clásico, figurativo y realista. Sin embargo, la creatividad del artista, si es bueno, es libre” ¿Si es bueno? pregunto. “Si claro” ¿Quién dice que es bueno? “El mercado, las subastas, los museos, los curadores, los críticos, y también el público”. Me recomienda un libro “Siete días en el mundo del arte” de Sarah Horton que describe las claves para el éxito de todo artista.
Sin embargo, Antoni Vila no descarta que a veces surgen circunstancias que facilitan el reconocimiento de un artista. “Agustí Puig sin duda tiene un estilo propio de pintar, pero se dio a conocer gracias a su participación en la película Vicky Cristina Barcelona de Woody Allen y ahora vende absolutamente todo en Estados Unidos.” ¿Qué hubiera ocurrido con este autor de no ser descubierto por Woody Allen? No me da tiempo a hacer la pregunta, Antoni Vila ya está en otro tema.
“Hace poco he visitado la Tate de Londres. Impresionante. Pero igual de impresionante es una calle de la ciudad donde todos los establecimientos son galerías que además tienen los mejores artistas del mundo. Y los venden! “¿Hemos de mirar hacía fuera? “El mundo se ha globalizado. Pero cada sociedad también ha de encontrar la manera de hacer que la cultura sea dinámica y también propia, la cultura de otro lugar no es necesariamente mejor”
¿La globalización también facilita que los artistas se parezcan más entre ellos? “Es verdad, pero eso siempre ha ocurrido. Recuerdo la primera vez que visité el Museo Picasso de París y comenté algo acerca de un Picasso. -No es un Picasso, es un Braque- me dijeron. Unos minutos más tarde pregunté si otra obra era de Braque, y no, aquel era un Picasso. Es evidente que cada pintor tiene su propia personalidad, pero también es verdad que mucha gente se asemeja, eso es porque se sigue una corriente. Rothko es impresionante como combina los colores. Tantos otros también lo han hecho muy bien, pero sin embargo no son lo mismo. Al final unos sobresalen más que otros por una actitud, una manera de ser o una manera de presentarse que les permite destacar”
La falta de espectadores es un tema recurrente entre los profesionales de la cultura. Le pregunto acerca de ello. “Es cierto, hay artistas muy buenos, pero falta un público que valore lo que hacen. Cuando se exhibe algo bonito o extraordinario el público responde porque se visita la ‘marca’ , pero la gente no contempla el arte entre la diversidad de cosas que se hacen suyas. Quien tiene dinero compra una firma, pero es una adquisición desprovista de sensibilidad artística” ¿Tenemos como ciudadanos una cuota de responsabilidad? “Todos tenemos una responsabilidad, pero también es verdad que el mundo ha cambiado, antes la sensibilidad de un artista era manifiesta, hoy en día el arte ha de explicarse, el público necesita pistas”.
Y así volvemos al tema de la educación, fundamental para crear jóvenes sensibles y nuevos públicos que incorpore el arte como una cotidianidad más. “El arte lo hemos de hacer más sencillo, más comprensible. Si empiezas a relacionar muchos conceptos, la gente se pierde”. Pero me advierte que tenemos mucho trabajo que hacer ”La sociedad, una tendencia, una forma de ver las cosas, tarda 25 años en asimilarse” Tenemos que educar el ojo. “Si, y el ojo funciona a través del cerebro. Si educas el cerebro, conseguirás mirar el arte de distinta manera”
Sin darme cuenta ha pasado más de una hora. Golpean la puerta, el Sr. Vila tiene otra visita esperándole. “Cinco minutos” responde. Me ha invitado a pasar a su despacho, continuo a la sala donde hemos conversado y busca las imágenes de las últimas obras que ha adquirido. La luz entra por una hermosa cristalera y por unos segundos nos hemos quedado en silencio. Miro a mi alrededor. Me decía el Sr. Vila hace unos minutos que sin recursos no es posible coleccionar. Cierto. Sin una sensibilidad educada, tampoco.
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