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Dibujos

El Guerrero siempre, hermano viejo

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Por: Félix Vicente Ronda Rivero

04:17

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Nació en Bauta, Artemisa el 03-01-1938 y falleció el 07-09-1982 en La Habana, a los 44 años. Entre los humoristas gráficos cubanos hay un nombre de especial interés: Roberto Hernández Guerrero, también bautizado El Guerrero, bautense hasta la raíz, que en los años 80 —según su amigo, el prestigioso crítico Leonardo Acosta— nos jugó una broma descomunal: dibujó una puerta más y se marchó por ella, esta vez para siempre.

El propio Leonardo Acosta había escrito poco después de la muerte del importante artista de Bauta:

«Guerrero fue un humanista completo, de esos que jamás pasarían inadvertidos, diestros en el escribir y el pintar, cuentista de la imprenta y de la calle, amigo de sus amigos, hermano…»

Este humorista gráfico, una de las más completas y complejas personalidades en su especialidad, fue también un bromista a toda hora y un narrador para respetar.

Tras su caída definitiva, aseguraba el humorista Héctor Zumbado:

«Si Guerrero hubiera sido un personaje de Cien años de soledad, a nadie le hubiera extrañado en absoluto, porque Guerrero atravesaba, como flotando, por el Vedado, sonriente, jugueteando con las palabras, diciendo por ejemplo, que tenía en mente escribir un cuento infantil que comenzaba: «Érase una vez un rey que no tenía corona; tenía Coronilla1«».

Sobre la cabeza del monarca ya no luciría la clásica distinción, sino la más barata de las bebidas cubanas de aquel entonces, por la cual Guerrero sentía verdadera devoción. De hecho era asmático y a su inhalador broncodilatador salbutamol, él le echaba alcohol y lo bautizaba cómo salbutalcohol.

Se le recuerda como un humorista de gran talento, fue un amigo generoso en ideas para quien el humor, el buen humor cubano, era su manera de existir, de ser consustancial a su personalidad y sus actos, que hacía exclamar: «¡Eso es cosa de Guerrero!».

Según cuenta Betan2, en una ocasión, en un Encuentro en la Habana de Escritores y Artistas celebrado en el Hotel Habana Libre, Guerrero entró con su siempre larga melena y espesa barba negra en el restaurante Siete Mares, en la esquina de las calles 23 y J, para comprar una cajetilla de cigarrillos marca Aromas. Junto a la barra había un individuo con cara de haberse tomado ya varios tragos y, al ver a Guerrero, exclamó:

«—Artista … amigo, venga, lo invito a un trago».
Guerrero acepta la invitación. Al cabo de tres o cuatro brindis sin intercambio de palabras, el hombre pregunta.
«—¿Amigo de qué país usted es?».
«—De Bauta» responde Guerrero con toda naturalidad, mientras él se lleva el vaso a la boca para beber otro sorbo.
«—¿De Bauta?» exclamó el mulato perplejo. «—¿Pero eso queda aquí… en la Habana?».
«—Sí . Ahí después de Punta Brava». Aclaró Guerrero.
«—Entonces … (balbucea el desconocido sin salir de su asombro)… usted no es extranjero?».
«—No, compadre, (le dice Guerrero sonriente), yo soy tan cubano cómo tú
«—Bueno… (dice el hombre, y luego sonríe también) no importa, con esa melena y esa barba usted tiene que ser artista de todas maneras…»

«—Bueno, eso se dice (admite Guerrero. Y no le queda otro remedio que aceptar una nueva invitación del individuo)».

Así era Guerrero, todo chispa, todo agudeza, todo humor, así preferimos recordarlo siempre.

Organizando con un grupo de humoristas gráficos a inicios del año 91 en la Galería de Arte que llevaba su nombre, Guerrero, un homenaje a él, donde se creó el Centro Promotor del Humor —en el Cine Acapulco de Nuevo Vedado, en La Habana— pude tener acceso a los 80 originales impecables cedidos por la publicación cubana Palante. Habían quedado en el olvido; la idea era hacer una exposición retrospectiva de este gran humorista gráfico universal y costumbrista, que había fallecido en el año 1982 , y 10 años después nos dimos a la tarea de hacer este proyecto.

Pero nos pilló el Período Especial en tiempos de Paz del gobierno de Castro, momento en que se acabó el papel, la tinta y muchas cosas más. Finalmente, por la «abundancia de escasez» este proyecto quedó inconcluso, pero logré conservar los dibujos como un monje budista de un antiguo monasterio contra viento y marea. A pesar de haber emigrado a España, los conservaba siempre cómo en un cofre secreto. Finalmente, han pasado más de 28 años y ahora logro hacerlo en un libro autoeditado, con 80 dibujos originales, en homenaje a él. Yo personalmente no lo conocí porque él falleció cuando yo recién empezaba a publicar en la prensa cubana. Tengo muchas anécdotas sobre él. Seguro será cómo todo en Cuba: mitad verdad y mitad leyenda. Fue un creador inagotable, que la muerte se lo llevó joven con solo 44 años. Plasmó sus ideas que eran cómo fotos de la época. De entender al cubano y su cultura hispano-taína-africana.

Hablando con humoristas que lo conocieron cómo Arístides Pumariega, Wilfredo Torres y Osmani Simanca, dicen que siempre iba riendo de todo y con una bolsita mística para arriba y para abajo, que nadie sabía lo que llevaba dentro. Diseñó la portada de Lunes de Revolución. En un vistazo a toda su colección, encontraríamos su firma en otras publicaciones cubanas, Bohemia, El Pitirre, Cuba, Melaito, Opina, Palante, La Gaceta de Cuba… y llevó el humor criollo a nivel internacional en Ruedo Ibérico, Opus, La Garrapata, Monthly Review…

Participó en múltiples exposiciones. También destacó cómo escritor humorista, parodiando a sus escritores favoritos donde firmaba cómo Bradbury Guerrero, Edgar Guerrero Poe, Garcia Guerrero Marquez.

Se puede ver en sus dibujos la sencillez de sus trazos, su humor exquisito, y su gusto por la vida bohemia. A pesar de cierta fama, este hombre mediano y rechoncho despedía un aura formidable y mística que emanaba de su presencia. Cuando la muerte hizo acto de presencia, Guerrero ya estaba entrando en un sitio de la Historia, o quizás se fue por ahí, por otros mundos, para hacerle más sonriente y llevadera la vida a otros hombres.

Mantuvo amistad con grandes de la música cubana como Celeste Mendoza y Pablo Milanés. Este último le dedicó su disco El guerrero (1979), donde el cantor retrató su alma y la hizo imperecedera:

«Luz en la piel, paz al mirar
Sonrisa de amor
Barriga sin par, melena infernal
Violencia y candor

Tiene que ser
Ya viene llegando y se hace notar
Ya viene cantando alguna inmortal
Viene pintando una mujer

Empiezas a hablar
Comienzo a viajar siguiendo tus pies
No puedes parar, queriendo arreglar
El mundo al revés
Guerrero fiel, guerrero sin lanza, pan y miel
Guerrero sin guerra para ganar
Guerrero de todos para perder

No fue un puritano el que te amó
Ni fue un oportuno cazador de locos
Son los que niegan a estos pocos
La gente que al día le dedica todo
Y esperan la noche para irse a soñar
(…)»

Guerrero es un referente muy sólido de la caricatura en Cuba después del triunfo revolucionario, solo que el hecho de perder la vida en un momento tan temprano de su existencia, lo privó de premios y reconocimientos mayores y de haberse convertido en una cita más obligada dentro de su vertiente expresiva. •

1._ Coronilla fue la marca de un aguardiente de caña cubano que ya no se fabrica bajo ese nombre.
2._ Juan Manuel Betancourt (Betán). Humorista literario y gráfico cubano.

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