Alberto Giacometti Retrospectiva
Alberto Giacometti
Por: Redacción
Con un fuerte temperamento artístico y una sólida formación; Giacometti hereda el amor por las artes de la mano de su padre Giovanni Giacometti y su padrino Cuno Amiet, impresionista y fauvista respectivamente. Tras una infancia rodeado del más puro ambiente artístico y pasar por varias academias parisinas de prestigio, Giacometti se traslada al barrio de Montparnasse donde se rodea de un ambiente intelectual que le influye de forma directa y le encamina en las modernas tendencias de finales de las segundas vanguardias del siglo XX como el Cubismo. En esta época se rodea de escritores como Samuel Beckett, Jean-Paul Sartre, Paul Éluard o André Breton y se asocia con artistas de la talla de Joan Miró, Max Ernst y Pablo Picasso. Mas adelante Giacometti abraza la investigación del lenguaje y los sueños que propugnan los surrealistas, convirtiéndose oficialmente en un miembro del grupo de André Breton en 1931. La influencia surrealista se plasma pronto en creaciones oníricas y originales que representan mundos interiores a través de imágenes insólitas.
El estilo sumamente personal de Giacometti despierta el interés de prestigiosos artistas e intelectuales. Dalí reconoce en su obra un contenido violento o erótico. La obra Objeto desagradable (Objet désagréable , 1931) es la escultura más emblemática de esta tendencia y se acopla a las fantasías de brutalidad que pueblan los escritos de Georges Bataille.
Con un punto de vista muy personal, Giacometti plasma en sus esculturas un singular punto de vista, y se convierte en una gran celebridad a partir de recibir el premio de escultura en la Bienal de Venecia en 1962.
La pintura y el dibujo son disciplinas en las que el artista plasmó también su particular visión de la realidad. Sus obras se identifican por figuras rígidas y frontales aisladas en el espacio simbólicamente. Muchas de estas obras, están creadas entorno al 1954 a raíz del encargo de diseñar un medallón con la imagen de Henri Matisse. Giacometti representa el retiro y el aislamiento del hombre existencialista, por lo que pilares de esta tendencia como Jean Paul Sartre, reconocen las doctrinas existencialistas en la obra de este artista.
Tras experimentar en varias técnicas y pasar por movimientos diversos de principios de siglo, como el Cubismo, Surrealismo o Existencialismo, el artista regresa a una técnica más tradicional, pintando a partir del natural, algo que practica hasta su muerte. La búsqueda de la verdad representativa se convierte en una necesidad convulsiva en el ejercicio diario del artista, realizando infinidad de esbozos y trabajos.
El Museo Guggenheim Bilbao presenta a partir del próximo 19 de octubre la exposición Retrospectiva la cual nos presenta un fiel testimonio de la continua evolución del artista, desde sus primeros trabajos vinculados con el Cubismo y el Surrealismo –definidos por su mayor contenido simbólico y sus rasgos más abstractos– hasta sus estilizadas y rugosas figuras de múltiples escalas. Esta colección constituye una de las escasas ocasiones en que tendremos la oportunidad de ver reunidas a sus Mujeres de Venecia, este excepcional conjunto de figuras femeninas las comienza a crear Giacometti con motivo de su participación en la Biennale de arte de 1956.