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«LA HABANA EN LLAMAS»

"LA HABANA EN LLAMAS",

ALGUNAS NOTAS PARA PIE DE PÁGINA

Fotolibro

Por: Josep Sancho

1. Agosto, 2016. Después de 10 años, regresé a La Habana. Todo y nada seguía igual.
Era indudable que el tráfico había aumentado y con ello el consumo de petróleo de los carros. Andando por 100, unos días después, me atraganté con el humo: no era solo el olor, era el sabor, que se quedaba pegado a la garganta…
Los teléfonos celulares se habían multiplicado, se habían expandido por la isla como nuevo maná. La vida social ya no discurría solo en torno a la cola de la bodega o de la guagua, sino también en las zonas wifi, nueva ágora.
2. Iba a todas partes con la cámara: me vino a la mente mi admirado Walker Evans, al que me imaginé deambulando sin rumbo fijo por las calles de La Habana, retratando la vida cotidiana. Eso sucedió hace mucho, en 1933, pero si miramos bien esas imágenes, algunos escenarios y escenas continúan estando ahí.
3. El título del libro, “La Habana en llamas”, tiene un doble origen y sentido: por un lado, alude al sol de agosto –mes durante el que hice las fotos- resplandeciente e implacable, que además de calentar puede llegar a quemar, es fuego. Por otro lado, la expresión “estar en llamas” significa en Cuba que algo está muy complicado, muy difícil, problemático, que no funciona bien.
La vida diaria en La Habana atraviesa por no pocas complicaciones, que en algunos casos, al fin se revelan imposibles de resolver y en otros, pueden ser resueltas con ingenio, paciencia, casualidad, amor o dinero –o varias de esas cosas a la vez-.
La Habana es también una ciudad compleja, extensa en municipios y repartos, vital, musical hasta en el silencio, dormida al mediodía, y de un barroquismo más oculto que evidente. Todos esos elementos impregnan el carácter de los habaneros.
4. El primer daguerrotipo que se hizo en La Habana data de marzo de 1840, muy poco después de la presentación oficial del procedimiento en la Academia de las Ciencias de París (19 de agosto de 1839), lo que da una idea de la fecunda tradición fotográfica cubana. Desde entonces, La Habana ha sido fotografiada desde múltiples puntos de vista, prácticamente desde todos los imaginables. Cualquier nueva aproximación fotográfica a La Habana debe hacerse desde el plano de la humildad.

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