Josep Torrent Robledo (Barcelona, 1943) nos presenta en la Galería Toolip de Barcelona, del 24 de febrero al 16 de marzo, su primera exposición, a pesar de llevar muchos años ejercitándose en la pintura. Técnico en Artes Aplicadas por la prestigiosa Escola Massana de Barcelona, su vida profesional ha seguido otros caminos y derroteros. Una vez finalizada esta, se dedica a su primera y nunca abandonada afición: la pintura. Pinta óleo y acuarela básicamente, siempre en formatos pequeños de dimensión no más de 40 cm.
Un gran tratadista de arte, además de excelente poeta, Juan Eduardo Cirlot, se preguntaba hace ya más de cincuenta años el porqué de la recurrencia en el mundo del arte contemporáneo a un texto (Arte contemporáneo: origen universal de sus tendencias), que se ha convertido en misal y martirologio a la vez de muchos estudiantes de la materia mencionada.
A tal fin utilizaba la aplicación de la teoría de las constantes artísticas, que a su vez anotaba de un tal Wölffin, y que en definitiva concluían, ambos, que «todo resulta factible en el arte del presente, como en cualquier otro período, especialmente en la multiplicidad de tendencias del arte experimental, donde las derivaciones y contraposiciones constituyen un juego sutilísimo de fuerzas».
Y, dicho y hecho, en el caso de Josep Torrent el sutilísimo juego de fuerzas es el que da forma a sus obras, las que presenta en la Galería Toolip (en Barcelona), donde se mantiene en un delicado –que no quiere decir débil aunque si difícil- equilibrio entre lo aprendido, y la propia sensibilidad que le anima.
Sus trabajos, ahora por vez primera presentados al público, connotan influencias del fauvismo de Matisse (1869-1954), por tanto podríamos incluir también el exaltado espiritualismo de Marc Chagall (1887-1985), nacido y educado en territorio ahora conflictivo (Bielorusia y Rusia), más las extrañas armonías cromáticas y narrativas del místico e iluminado inglés, pintor, grabador y poeta, William Blake (1757-1827); sin olvidar, la definición religiosa realista de la forma de Louis Janmot (1814-1892). Un interesante artista ochocentista de Lyon, que descubrí en el museo de esta ciudad, hace pocos años, creador de una serie místico religiosa que desarrolló durante toda su vida, contemporáneamente a unos descriptivos y emotivos poemas: Le Poème de l’âme. Y, además, en algunas piezas de la pequeña serie que ahora Torrent presenta, se trasluce también el dramatismo y simbolismo de Edvard Munch (1863-1944).
Padrinos y referencias que no falten, porque la pintura gestual, espiritual y figurativa de Torrent es fruto de estos tiempos de connivencia y convivencia de estilos, donde afortunadamente el discurso único es un desecho histórico y apéndice de regímenes totalitarios (como los anteriormente mencionados, hablando sobre Chagall, que la acaban de liar parda con una demente guerra). Por lo tanto, si hay algún abanderado de «la muerte de la pintura» tal como predicaba Joan Miró en los años 20, o algún conceptual recalcitrante, mejor que no traspase los muros acristalados de la Galería Toolip, durante el período de esta exposición. Esperamos de Torrent que no agote su creatividad y presencia con el público, con esta pequeña exposición de obra breve pero no prescindible en los presentes y alborotados tiempos. •
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