Una de las artistas que participó en la exposición TRANS_TOCAR, [podéis recuperar el artículo en esta misma revista, número 33 pág. 48-49, 2021-2022 de invierno] fue Núria Pujol.
Núria trabaja de bibliotecaria en Teià, está acompañada de palabras, imágenes, gente silenciosa y en su cabeza todo se mezcla, sensaciones y emociones que, cuando el tiempo lo permite, las plasma sobre papel en su taller que está en la buhardilla de una casa y que para acceder se necesita subir 50 peldaños. Antes de ver su mesa llena de pinceles, pinturas y papeles de toda clase, en la pared de la escalera, nos saludan láminas que vuelan sobre nuestras cabezas. Son retratos de personas anónimas, familiares, en color y en blanco y negro, retratos que muestran diferentes expresiones. Figuras solitarias, que actúan sin saber que alguien las está dibujando y captando sus pensamientos, emociones. Mujeres, hombres, niñas y niños.
Cuando visito a Núria en su taller, me doy cuenta de que no estamos solas, estamos acompañadas por todas las personas a las que ella retrata, podemos oír sus suspiros, sus llantos, sus miedos.
En las obras que componen la instalación Abraçades [Abrazos], la pintura se desliza por la piel de las personas que se abrazan, Núria habla de la soledad, de la inquietud, de las sensaciones múltiples durante la pandemia. Escribe sobre la muerte, dice que lleva muchos muertos encima, es consciente de la vida finita. Cuando hay personas queridas que se van, quedas un poco huérfana y Núria quiere atraparlos para que no huyan del todo y por eso escribe sobre sus muertos, los muertos que la rodean y los dibuja.
En sus obras hay olores y palabras no dichas y sobre todo… silencios. •
1._ Montse Vives (Curadora de la exposición TRANS_TOCAR)
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