Uno de los textos más esclarecedores para entender el arte contemporáneo es En el ademán de dirigir nubes. Allí se destaca, entre los muchos contenidos de la obra de arte, el que proviene del material utilizado en su confección. Se ejemplifica con que «el uso de ciertas técnicas industriales representa una celebración o al menos una aceptación de la cultura urbana industrial y el uso del mármol o la cerámica, sugiere nostalgia por el mundo anterior a la Revolución Industrial»1. Lo que no explica ese importante texto es que lo geográfico, lo social y lo económico -entre otros factores- también influyen en la lectura que pueda provocar en el espectador el uso de un material u otro. Por ejemplo, el uso del spray en las sociedades desarrolladas como Europa y Estados Unidos tiende a asociarse con la rebeldía, con el punk, con la protesta… mientras que en latinoamérica ese mismo material lo relacionamos con la sofisticación, la artificialidad, el kitsch…
Para un creador como Erich González Triana el uso de materiales reciclados no tiene nada que ver con aquella estética de la pobreza que recrean muchos artistas ni tampoco se trata de alguna intención hipócritamente ecologista como las que actualmente abundan. En este caso el uso de materiales pobres está amparado por una contundente propuesta, y eso es notable en su proyecto Huellas, inteligente metáfora sobre la sociedad en que vive y sobre el concepto de «desgaste»
El artista nos dice: «El objetivo de la muestra propone, mediante el tópico de la migración, recrear artísticamente el impacto que representa la misma para el desarrollo socio- cultural de una nación (….) La tendencia es justamente a estimar que la decisión migratoria está condicionada por diversos factores, lo que quiere decir que el migrante no «decide» migrar, sino que su «decisión» está constreñida por condiciones económicas, políticas y sociales que limitan su capacidad de acción y que apuntan a la migración como una solución a su dilema».
Estamos ante una muy personal forma de afrontar el tema de la emigración, que frecuentemente se aborda de manera superficial. En este caso el artista lejos de juzgar al emigrante encarna su punto de vista. El discurso visual, trasciende el sabor heredado del arte povera y nos plantea una reflexión sobre la identidad. Lo que se representa como deteriorado deja una puerta abierta a la posibilidad del cambio y la evolución.
El trabajo objetual es aquí virtuoso, porque se trata de ideas que son resueltas de forma redonda y directa pero sin caer en lo literal, sin darnos una respuesta obvia. Y es que el artista lo que pretende es que todos participemos, cada cual desde su punto de vista, en el debate que nos propone. Erich González Triana se implica hasta la médula, a través de su obra, en su realidad social. •
1._ En el ademán de dirigir nubes. (On the Manner, of Addressing Clouds.) Thomas McEville. Publicado por primera vez en la revista Artforum, Junio, 1984
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