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Reflexión

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Dios no juega

Por: Jaume Muelas
Tengo un amigo pintor que trabaja sus obras buscando traspasar los diferentes planos que va trabajando con las diferentes capas de colores que coloca en el lienzo, es como si fuera creando una realidad por la suma de diferentes realidades que se han ido configurando. Cuando observo sus pinturas siempre me asalta la duda de si ha sido realmente intencionado el resultado final o es producto del azar. Un poco como la vida misma, la vida de cada uno, hasta qué punto es una creación o decisión nuestra o es producto del azar. Ya sé que Einstein dijo que «Dios no juega a los dados», pero parece que la física actual estaría más inclinada por esta concepción a la hora de describir el concepto de realidades, o realidades. Esta reflexión me da motivo para repensar un tema que a este pintor le obsesiona; los cuadros son seres vivos. Cuando un pintor, cualquiera, empieza a elaborar una obra, esta no existe con anterioridad, solo en el caso de que aceptemos que diferentes realidades coexisten en el mismo momento y que el tiempo no exista, pero bueno, descartemos esta hipótesis, demasiado complicada para mí. Ese pintor comienza a trabajar formas y colores, ya sea abstracto o figurativo, las dos están hechas de la misma materia, y si no intenta forzar la técnica e imponer su criterio por encima de todo, es posible que la obra se vaya configurando ella por sí misma y hasta que siga y marque el proceso de creación. Este amigo pintor me comentaba que en algunas ocasiones ha establecido una relación de auténtica amistad con algunas obras, de verdadero afecto y dependencia, al menos por parte de él. Y decía que las obras viven un proceso de reencarnaciones como si fueran devotos hinduistas. ¿Las obras cuándo se terminan? ¿Quién lo decide? ¿Pero está realmente terminado la obra cuando el autor lo decide? Yo no sabría responder, pero si me fascinó esa idea de las reencarnaciones de una obra cuando un espectador nuevo la contempla y la hace suya. Y si fuera cierto que la pintura es un ser que está inmerso en la rueda del Karma y que no nos pertenecen más que las estrellas, los ríos, o las montañas? Son preguntas que le hice a mi amigo un día mientras estaba él leyendo un tratado de pintura de Gilles Deleuze y escuchaba unas suits francesas de Bach y como es un poco sordo dudo que oyera mis preguntas y la música al mismo tiempo. Al final todo es un problema de tiempo, pero si no existe es que el cuadro todavía no ha empezado.
Agosto 2018
Reflexión
Imagen de archivo @ artepoli | Alba Domingo Basora (Ilustradora) Montbriart 2017

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