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Mi primera vez en un museo

Mi primera vez en un museo

Marisa Villen

 

Si alguien nos hiciera la pregunta de si hemos visitado alguna vez un museo, estoy segura de que la respuesta sería positiva en la mayor parte de los casos. Las instituciones museísticas están presentes en nuestra educación procurando que los estudiantes conozcan los museos desde temprana edad para en el futuro convertirse en asiduos y fieles visitantes.

El mundo de la museología es infinito como infinito es el tema de la problemática de los visitantes de los museos de la cual nos ocuparemos en exclusiva en otro artículo, porque sobre lo que quiero llamar la atención en este artículo, es sobre la importancia que han de tener estas instituciones en nuestras vidas aunque esto dicho así pueda sonar algo ambicioso.

Hace tiempo los museos eran instituciones donde las colecciones estaban sencillamente a disposición del público pero no preocupaba que la institución supiera darse a conocer. Fueron las escuelas y los centros educativos los primeros en acercar los museos de manera pedagógica a los más jóvenes. Pero ahí finalizaba la experiencia pues raramente de esas incursiones escolares, se derivaba un hábito cultural o un deseo de volver y volver a los espacios museísticos. Por supuesto en muy pocos casos, en los hogares se consideraba a los museos como una actividad de ocio tan válida como ir al cine.

Vivimos un momento en que los museos luchan por ser concebidos como alternativas de ocio cultural: quieren estar presentes en las agendas de tiempo libre de los ciudadanos. En este panorama surgen varias preguntas que han sido planteadas en diferentes experiencias realizadas con público y sobre las que quiero llamar la atención: “¿Cuándo visitaste un Museo por primera vez?” y “¿Qué es para ti un Museo?”

La primera experiencia “¿Cuándo Visitaste un Museo por primera vez?”, fue realizada por nuestro Ministerio de Cultura con ocasión del día internacional de los museos, el 15 de mayo de 2011, que lanzo la campaña:”Mi primera vez en un Museo”: En dicha campaña personas conocidas y anónimas narraron sus experiencias sobre lo que sintieron la primera vez que traspasaron el umbral del museo. Y en los testimonios frescos que se grabaron, uno percibe la verdad que encierra esa experiencia para todo ser humano: la historia común de la humanidad se guarda y salvaguarda en estos espacios donde cada uno se reconoce y aprende del pasado. Se constituyen como un lugar de tranquilidad, quietud, reflexión, revisión y creatividad.

Me hubiera gustado que alguna vez se me hubiera preguntado sobre cuál fue mi primera visita a un museo y sobre todo me gustaría haber podido contestar que con ocho años visite el museo municipal de la Coruña donde se exhibían objetos celtas pero que la visita que más me impresiono fue cuando con 13 años visite el British Museum y admiré la piedra roseta, momias egipcias, efigies griegas…, me quedé fascinada de que aquello no fuese el decorado de una película de aventuras sino la historia de la humanidad tal cual.Es importante escuchar estos testimonios y reflexionar sobre ellos porque nos ponen en conexión con la concepción actual de un museo dada por nosotros mismos: el público.

 

La segunda experiencia que quiero comentar es la realizada por “The Brain Scoop” en el Museo Nacional de Chicago: se pregunta directamente a escolares, públicos, personal de museos y curadores entre otros, acerca de que entienden por “Museo”. Las definiciones que el público ofrece son sencillas y directa: un museo es un sitio donde pasar el tiempo del fin semana, otros opinan que en estos espacios es donde uno puede educarse, y encontrarse con sus raíces, el lugar donde están las respuestas a las preguntas sobre quiénes somos, otros resaltan que los museos son espacios donde mirar directamente a la historia, y otros añaden que las colecciones de los museos sirven para responder preguntas y preservar la información y herencia para generaciones futuras.

Si se escucha con atención este pequeño informe visual, nos encontraremos con alguna definición que refleja lo que nosotros entendemos por museo. Si todas estas definiciones o concepciones son absolutamente verdad, entonces surge la pregunta de cuál es la verdadera razón para no acudir a los museos.

Posiblemente no exista una respuesta única. Un artículo publicado nada menos que por James Durston, productor ejecutivo de CNN Travel, ofrece pistas de lo que pasa con este divorcio entre museos y visitantes. James Durston escribe: “No finjas más, en el fondo todos odiamos los museos ¿por qué?”. Detrás de esta rotunda afirmación expone sus opiniones que aunque muy duras y acusatorias, ponen el dedo en la llaga de lo que se echa en falta en los museos. Veamos algunas de las opiniones de este autor:

“Está claro que las instituciones que están detrás de los museos son valiosas. Son el cordón umbilical que une a la historia de nuestro planeta con el futuro. Sin embargo, dentro de esas criptas, la conexión con la humanidad se queda corta. ¿Dónde está la “musa” en todos esos museos? ¿Dónde está el drama?”.

Durston nos da un consejo: “los museos tienen que dejar de depender del supuesto valor intrínseco de sus colecciones. No “exhiban” cuando deberían de presumir. Denme una historia. Muéstrenla, no la cuenten “No puedo afirmar que tengo las soluciones, pero tengo ciertas expectativas cuando viajo al pasado cada vez que visito un museo, quiero sentir que estuve allí cuando esas cosas vivían o se usaban, sentir que los fantasmas del pasado me toman de la mano y me muestran el lugar.”

Creo sinceramente que lo que busca el público que visita un museo es tener una experiencia transformadora es decir que cuando uno sale después de realizada la visita, se haya operado un cambio en nosotros ya sea de actitud, conocimiento o percepción. Y esta experiencia transformadora no es posible tenerla si el museo no está preparado para recibir y entender la heterogeneidad de sus visitantes.

Es cierto que están haciendo un esfuerzo por acercarse a los públicos: usan nuevas tecnologías, nuevos formatos expositivos y redes sociales para llegar a ellos. Me pregunto y ahí dejo la cuestión sino debemos nosotros, los miembros de una ciudadanía activa y participativa, salir también a su encuentro. Esta participación la entiendo como la capacidad de demandar, pedir y decir lo que nos gusta y lo que no. Afortunadamente gracias a los medios digitales podemos hacer patente nuestra opción y hacerla llegar pero no siempre es posible encauzar desde los museos peticiones y pareceres diversos.

Creo que no existe una única respuesta a estas cuestiones. Los museos necesitan medios y personal, también necesitan implicarse y empaparse de la sociedad que les rodea, deben salir al encuentro. Pero en este mundo cambiante y dinámico en tecnologías digitales, se está produciendo un cambio de paradigma en el visitante que los museos han de ser capaces de entender e integrar. Esa es la línea que se está trabajando actualmente, no solo son conscientes del carácter social que tienen sino que también trabajan para la accesibilidad de estos y la inclusión de públicos que tradicionalmente no han sido objeto de atención como público de museos

Sirva como ejemplo de esta línea de trabajo, el II Congreso Internacional de Educación y Accesibilidad en Museos y Patrimonio que declara que si los museos y los recursos del patrimonio se han adaptado a los nuevos tiempos y quieren abrirse a todos los sentidos, necesitamos una accesibilidad universal, que la integración y la multiculturalidad estén presentes allí de forma efectiva con una integración social en igualdad.

Estamos sin duda en el buen camino para que la primera vez en un museo sea solo el comienzo de una “sólida amistad”.

Marisa Villen

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