Bellas artes
El arte que desarrolla Jesús Delfino desde sus fotografías, sea cuál sea la temática, el concepto, las texturas o la exposición minimalista que utiliza para armar sus maquetas, siempre va a ser consistente en piezas de perturbadora inquietud, de abrumadora belleza y de impecable calidad en el llamado arte final. Pero nada de esto es importante ni trasciende si esa obra no nos produce un batacazo en el alma que nos dispara los sentidos a una infinitud plena de emociones y lecturas, cuál de ellas acaso, coincida cercanamente con la idea original de su autor.
¿Qué hace una máquina de moler carne triturando rosas y vomitando piedras? ¿Cómo germina una raíz sobre el sudor que ha dejado el incesante golpear de un martillo sobre un yunque? He ahí, a base de un fogonazo y una metáfora puntual, esencias de la propia vida. Vida lejos de un idilio a paraíso, a parnaso, a belleza y armonías sobresaturadas, a felicidad edulcorada. Pero igual, tal cual es también esta vida que llevamos, nos asoma esa búsqueda incesante de la luz y el florecimiento en alcanzar metas de marcadas esperanzas.
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