Bellas artes
«Actividad paranoico-crítica: método espontáneo de conocimiento irracional basado en la asociación interpretativo-crítica de los fenómenos delirantes».
Salvador Dalí. La conquista de lo irracional. 1935
Inspirado por las tesis del psiquiatra y psicoanalista Jacques Lacan, el artista Salvador Dalí elaboró lo que él consideró un método —actividad— artístico propio, el método paranoico-crítico. Está basado en la asociación de hechos que resultan inviables o absurdos entre sí, amparándose en la idea de que son siempre posibles a través de la paranoia; de la mente invadida por pensamientos insostenibles.
En este aspecto, la obra del pintor Pedro Carrasco Garijo (Madrid, 1964), dentro de su profunda investigación sobre la dualidad, desarrolla la idea de trastorno mental. Específicamente, explora cómo la persona afectada de dicho trastorno mental no siempre interpreta la realidad visible-tangible de un modo convencional, o mayoritario, sino que a veces proyecta una alteración generada por su mente, y la considera válida. Dalí se basó en esta idea, cuyo origen es lacaniano, de que la alucinación, el delirio, son fruto de la irracionalidad, pero, al no pertenecer estos al automatismo psíquico o al onirismo —ya que sí son razonamientos, aunque perturbados— es posible rescatarlos y emplearlos en el arte.
Como la perspectiva de una persona con una afección mental a la hora de abordar un aspecto concreto de la realidad visible-tangible —realidad fenoménica, según Dalí en La conquista de lo irracional, 1935— está alterada de antemano durante una crisis, no dista de la mayoría de las creaciones de índole surrealista —igualmente, postsurrealistas, lowbrow art, etc.—, en las que lo aparentemente real queda descompuesto de algún modo. Bien se observa tal cuestión en las obras a priori postsurrealistas de Carrasco, en las que, sin embargo, el artista en verdad desvela que está interpretando, a su modo, la mirada que arroja alguien con un problema mental y particularmente trastorno bipolar; esto se observa en piezas como el díptico Bipolaridad (2018). Por ejemplo, en este óleo, los estados de manía y depresión, propios de la bipolaridad, se ven representados.
También en sus naturalezas muertas aparece tal idea. Sus floreros, inspirados en las obras del mismo género pintadas por Vicent van Gogh, expresan las alteraciones producidas por el trastorno mental, siempre haciendo énfasis en el trastorno bipolar. Aquí Carrasco, además visibiliza la cuestión de que Van Gogh tal vez padeció de dicha bipolaridad —famoso por haberse rebanado la oreja—, y significando su pintura un hito en la historia del arte, preludió sin duda a las primeras vanguardias. Nuestro protagonista le rinde un justo homenaje, así como dignifica, en general, el arte creado por las personas que tienen circunstancias especiales durante toda o parte de su existencia.
En otro orden de ideas, Dalí intentó poner el foco en cómo un problema mental, manipulado con criterio por el propio individuo, es capaz de innovar —y facturar; Avida Dollars—; algo obviamente cuestionable, porque la irracionalidad no puede ser controlada. Sin embargo, Carrasco va más allá. Sin entrar en la manera de crear que tiene alguien con trastorno mental en el momento de padecer algún síntoma, plantea las siguientes preguntas: ¿Los problemas de salud relativos a la mente pueden ser una manera genuina de hacer brotar el talento artístico? ¿El surrealismo, daliniano o no, ha supuesto una auténtica novedad artística o más bien no inventó nada nuevo, puesto que el trastorno mental, o condiciones similares, pueden producir obras de arte espectaculares, afines de una forma u otra a la realidad visible-tangible, o llanamente cargadas de imaginación? ∙
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