Ginle Cubillas Arriola

Con una experiencia de más de 20 años en la fotografía Ginle Cubillas Arriola goza de un merecido reconocimiento. Sobre su trabajo ha expresado el cineasta cubano-salvadoreño Jorge Dalton:

«La Habana  es un sitio detenido en el tiempo, una zona  única,  tarkovsquiana¹, en la que las huellas  del  ayer, nos revelan  un ya lejano e inalcanzable momento  aristocrático,  esplendoroso y de suma elegancia pero el paso del tiempo ha sido más que implacable, vengativo, por todo lo que a esa urbe se le quitó. El privilegio  de la mirada de Ginle, nos muestra  una Habana muy diferente, corroída, triste, sola pero con un encanto que  se niega a morir. Las imágenes de este fotógrafo  caminante,  están bañadas de salitre y sal,  elementos naturales  valiosos de ese poderoso mar Caribe que mantiene a flote la isla.  Pero que a su vez, es un ingrediente nocivo que ha terminado por oxidar no solo las edificaciones, sino también los corazones y mentes de sus habitantes. No obstante  a eso, este caminante incansable, aún pretende construir belleza a su paso, con farolas ya agotadas, con ruinas al borde del colapso y todo un universo vencido. Es sin duda, parte de lo que le ha tocado vivir, una Habana atrapada en las oscuras manos del olvido».

También la artista y ceramista italiana Letizia Cucciarelli se ha referido a su obra:

«En Cuba, la fotografía está en constante movimiento con Ginle que, definitivamente, representa un emblema en el arte contemporáneo cubano.

Él satura cada mirada, la llena y  la vacía con una síntesis de tensiones emocionales que van desde las alegrías más intensas hasta las pasiones más recónditas, según las luces y la densidad de las sombras permite entrar entre las grietas de un muro, en el último rayo de un atardecer matizado, en las gotas de sudor escondidas entre los pliegues de la piel de una diosa que se ha convertido en humana, en la mirada de un anciano, sostenido por el orgullo que le impide pedir ayuda.