Si hablamos de Realismo Mágico, inmediatamente nos viene a la cabeza el género literario donde destacaron por excelencia Gabriel García Márquez, Miguel Ángel Asturias, Carlos Fuentes y muchos otros autores del boom literario de la década de los 60 del siglo XX. Creemos, además, que es y fue un fenómeno exclusivo e inherente a la literatura latinoamericana, pero nada más alejado de la realidad. Cuando el crítico, historiador de arte y también fotógrafo Franz Roh acuñó el término de Realismo Mágico, no lo hizo refiriéndose a la literatura sino a una tendencia particular de las artes plásticas en la Alemania anterior al nazismo. En 1925, en su libro Realismo Mágico, postexpresionismo. Problemas de la pintura más reciente, Roh desgranó hasta 22 puntos, con los que, según su estudio, habría de distinguirse esta nueva corriente, la cual había dado pie a un importante cisma con el expresionismo y el abstraccionismo
El término Realismo Mágico ideado por Roh, quedaría opacado, en la propia Alemania, por lo que se denominó Nueva Objetividad, a raíz de una exposición homónima donde participaron parte de los mismos artistas en los que este había basado su tesis; esta exposición fue organizada por el también crítico de arte Gustav Friedrich Hartlaub. La denominación Realismo Mágico resurgiría una vez más en Italia de la mano de Massimo Bontempelli en la revista 900 entre los años 1926 y 1929, y, de nuevo, volvería a caer en el olvido, ya que se confundió con el llamado Novecento. En 1943, en Estados Unidos, resurge en una exposición organizada por el Museo de Arte Moderno de Nueva York.
La llamada Nueva Objetividad estaba dividida en dos vertientes, por un lado los veritas y, por el otro, los mágico-realistas. Los veristas los podemos situar a la izquierda del espectro, pues se caracterizaron por una pintura revolucionaria, más crítica, cáustica con el sistema, caricaturesca, satírica, con tendencia a lo grotesco. Entre ellos figuraban Otto Dix, George Grosz, Georg Scholz, Rudolf Schlichter, etc. Entre los mágico-realistas, que quedarían situados a la derecha de este espectro, podemos citar a Alexander Kanoldt, Carl Grossberg, Christian Schad, Franz Radziwill o Georg Schiriptf. Los críticos coinciden en que en los mágico-realistas se puede detectar la influencia de la pintura italiana de la época, sobre todo de los metafísicos Giorgio de Chirico y Carlo Carrà; del naif francés Henri Rousseau y, también, del Quattrocento italiano.
La tendencia mágico-realista se extendió por Europa y, tiempo después, dio el salto hacia Las Américas. Quizás, fuera de Alemania, fue en Holanda dónde más arraigo tuvo, y aquí brillaron con luz propia Pyke Koch, Dick Ket y Carel Willink. En Estados Unidos el Nuevo Realismo se alzaría triunfante y muchas de las características que Roh definiera para los pintores alemanes las encontraremos en artistas americanos de la talla de Edward Hopper, Charles Sheeler, Grant Wood o Andrew Wyeth. En la actualidad el concepto de Realismo Mágico, ha ganado muchos adeptos. El canadiense Alex Colville (1920), también mencionado por Menton en la referida conferencia, se mantuvo bastante fiel a este estilo hasta su muerte en 2013. En América Latina, según las investigaciones de Martha Pérez de Giuffré, podemos descubrir la influencia mágico-realista en Juan Cárdenas Arroyo y en su hermano Santiago; en Darío Morales y Fernando Botero (Colombia); en Tarsila Do Amaral (Brasil), Armando Morales (Nicaragua), José Gamarra (Uruguay), Claudio Bravo (Chile), Bill Caro (Perú), Horacio March, Lino Enea Spilimbergo, Antonio Berni y Fortunato Lacámera (Argentina), y, después de los años 60, en Pablo Suárez, Juan Lezcano, Mildred Burton o Héctor Giuffré, también argentinos.
Seymor Menton, en Historia verdadera del realismo mágico, decía lo siguiente: el Realismo Mágico consiste en la introducción sin énfasis por un artista o autor objetivo con un estilo aparentemente sencillo y preciso, de un elemento inesperado y/o improbable en una obra predominantemente realista, que crea un efecto extraño o maravilloso y deja al espectador o al lector desconcertado, aturdido, o agradablemente maravillado. Pero, el Realismo Mágico sigue creando confusión, etiquetar a un artista dentro de esta corriente es difícil, a pesar de las definiciones y los estudios que se han hecho al respecto. El abanico de características propuestas por Roh puede cobijar un gran número de obras y autores de épocas disímiles ya que las fronteras entre Realismo Mágico, Nueva Objetividad, Posimpresionismo, Nuevo Realismo o Realismo Fantástico, son bastante difusas. No obstante, el término Realismo Mágico sigue vigente en la actualidad, no solamente asociado a la pintura y la literatura sino, también, al cine.