Chiharu Shiota: tejiendo el (micro)universo

Por: Andrea Cobo Pérez

Hilo rojo a modo de telaraña cubriendo las paredes blancas de una galería, vestidos blancos suspendidos en el aire por hilo negro, un piano calcinado, maletas colgantes… Todas estas y muchas más son las piezas del gran puzzle que resulta ser la obra de Chiharu Shiota. Ella es una de las artistas contemporáneas japonesas más reconocidas internacionalmente. Aunque sea una artista interdisciplinar, sus instalaciones son sus obras más reconocidas, y además, son aquellas que guardan un mensaje más complejo y enigmático. ¿Por qué utiliza hilo de color rojo? ¿Por qué otras veces es de color negro? ¿Qué representa con ambos? 

El mundo artístico de Chiharu Shiota, así como su mundo interior, es uno lleno de dualidades: la muerte y la vida, el sueño y la realidad, el cielo y la tierra, dentro y fuera… Y todo ello está plasmado en su obra de una forma muy particular. Este constante movimiento de naturalezas opuestas es la forma a través de la cual la artista encuentra el camino más cercano hacia la verdad. Este constante diálogo entre lados opuestos es también lo que mantiene todo en equilibrio. La propia artista está en constante diálogo con ella misma. El contraste entre la cultura oriental, ya que nació y creció en Japón, y la cultura occidental, residiendo en Alemania durante más de veinte años, hace que ella misma encuentre su verdad personal gracias a estas realidades contradictorias. 

Los acontecimientos importantes en la vida de un artista acaban reflejándose, de una forma u otra, en su obra. Chiharu Shiota no es una excepción. La artista fue diagnosticada con cáncer en 2005, enfermedad que reapareció en 2013. Toda esta experiencia hizo que la artista estrechara su relación con la muerte, encarándose y dialogando con ella, algo que siempre había temido. Ella misma comenta lo siguiente al respecto: 

«Llegué a la conclusión que vivir y morir realmente corresponden a la misma dimensión. Con la muerte delante de mí, me di cuenta de que había un mundo compartido entre el universo que había dentro de mí y el que había fuera de mi persona. Y entonces, en algún momento, se me ocurrió que mi cuerpo era aquello más cercano al universo. Cuando nuestro tiempo se acaba, quizás todo lo que somos se disuelve en este universo. Quizás la muerte no es el retorno a la nada, sino que no es más que una cuestión de asimilación en algo: no la extinción de la vida hacia la muerte, pero una fusión en algo mucho más vasto que nosotros. Así es como yo empecé a incorporar la muerte en mi trabajo: la muerte no como un final, sino como algo que equivale a la vida».

Esta idea sobre el universo es una de las ideas principales en la obra de la artista, y es una de las ideas que nos ayuda a entender su modus operandi como artista y cómo todas sus obras se relacionan entre ellas. El hilo es el material idóneo que encuentra la artista para expresar en sus instalaciones esta idea de que todos formamos parte de un universo. 

 

 

Estas instalaciones están directamente inspiradas por el diseño de Marcel Duchamp de su propia exposición First Papers of Surrealism en Nueva York, del año 1942. Sin embargo, Shiota ha sido capaz de trasladar esta idea al siguiente nivel, y convertirla en algo único y totalmente personal. 

La artista juega de una forma muy astuta con el espacio, utilizando otra dualidad de conceptos: lleno y vacío. Consigue convertir las instalaciones en lugares donde se viven experiencias totalmente inmersivas. El hilo que utiliza teje unas estructuras semejantes a las telas de araña, simbolizando las redes que a escala global nos conectan a todos con todo lo demás. 

Podría parecer que la elección del color del hilo es algo únicamente estético, o según el gusto personal de la artista, pero hay una clara intención tras ello. Shiota escoge el hilo negro cuando quiere representar el universo, su oscuridad e infinitud. Si el hilo negro representa el universo, el hilo rojo representa el microuniverso, aquello que es invisible a los ojos. Otra vez juega con los conceptos opuestos. El hilo rojo, para la artista, representa una línea invisible que acaba conectado todo, como los vasos sanguíneos, las relaciones de sangre y los lazos territoriales. 

Estos hilos siempre están acompañados de diferentes objetos que acaban formando una imagen, una historia que la artista nos cuenta y con la que nos podemos identificar más de lo que parece a simple vista. The Key in the Hand es una de sus instalaciones más reproducidas. Esta consiste en dos barcas de madera y miles de llaves colgando de hilos, en este caso, rojos. Para la artista, una llave representa, entre otras cosas, una oportunidad nueva en la vida. Las barcas representan las manos que sujetan las llaves, y estas llaves son oportunidades, nuevos comienzos y recuerdos de aquellas personas a las que antes pertenecían. El hilo rojo, esa línea que acaba conectando el microuniverso, conecta las llaves con estos recuerdos. 

Delicadeza y rudeza, esperanza y desolación, sensibilidad e impasibilidad… Estos términos opuestos expresan a la perfección lo que las obras de Chiharu Shiota transmiten al espectador.  Sus obras demuestran cómo el artista siempre comparte, en mayor o menor medida, partes de su alma con la obra que crea. Algunos artistas lo hacen desde un personaje, otros desde lo que aparenta ser su verdadero yo. En cualquier caso, una obra de arte siempre explica una historia, expresa una emoción o expone una identidad. En el caso de Chiharu Shiota, muestra una realidad cargada de emociones pesadas pero que se acaban plasmando en los espacios de una forma etérea. 

Galería

Chiharu Shiota: tejiendo el (micro)universo​

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