SOBRE LA POÉTICA DE LA FOTOGRAFÍA, CON GUILLERMO DE ANGELIS
Conocí la obra de Guillermo De Angelis hace tres años. Su trabajo artístico ya estaba bien definido, sin embargo, su proyección profesional era incipiente. Desde entonces he visto como su trayectoria ha ido consolidándose y la presencia de su trabajo se ha hecho extensiva desde su Argentina natal hasta EUA, Europa y Japón.
Nos citamos una tarde luminosa en un café parisino de Barcelona. Guillermo declina sentarse en la terraza y prefiere que nos acomodemos dentro “una ligera fotofobia” alega. “Curioso”, le comento, teniendo en cuenta su profesión de fotógrafo y siendo la luz su principal herramienta de trabajo. “Si, la luz, pero en cierta medida es todo una cuestión de contrastes, de opuestos mejor dicho, si no hubiera oscuridad no habría luz. Es más, si te fijas en mi trabajo muchas fotografías recaen más en las sombras que en la plena luz. Cómo decía Antonio Porchia (poeta ítalo-argentino): ‘a plena luz no somos ni una sombra’”
Guillermo habla de manera reposada, piensa cada palabra antes de decirla. Mientras le escucho recuerdo su trabajo: todas sus imágenes son ambientes en blanco y negro, minimalistas y sutiles, donde en escasas ocasiones aparece la figura humana. Han sido muchos los que han hablado de su trabajo, entre otros el poeta y cantautor Luís Eduardo Aute quien lo definió como “poeta creador de imágenes”. Le pregunto si se identifica con estas palabras. “Yo no me considero fotógrafo, ni artista, ni mucho menos poeta. Uno no se convierte en fotógrafo porque tome imágenes, ni en poeta porque escriba unos versos. Yo simplemente tomo la cámara para fotografiar cuando algo me conmueve o, a su vez, cuando tengo la necesidad de expresar algo. Después de muchas fotografías y de mucho trabajo se puede llegar a un resultado digno” Unas imágenes que todos definen como un trabajo artístico y profundamente lírico. “Yo sé perfectamente el tipo de fotografía que no hago. Lo que actúa cómo detonante en mí para hacer una fotografía además del motivo, puede ser una melodía, un libro o una pintura directamente. Pero no con la idea de captar el famoso “instante decisivo” de Cartier-Bresson donde el momento es sinónimo de instante, sino como sinónimo de situación, de un estado personal en el momento de apretar el botón de la cámara. Si luego, este trabajo que se hace con tanta dedicación es considerado poético o artístico, es una buena noticia”
Sus fotografías pues, no son producto del azar. Le pregunto como “dibuja” la composición de sus imágenes. “En oriente el primer elemento y el más importante es la composición mientras que en occidente quedamos atascados en la técnica. Yo pienso que hay que conocer a la perfección las reglas de composición: el ritmo, la simetría, la ley de la mirada, la sección áurea, la regla de los tercios, el espacio negativo, etc., para luego transgredirlos a favor de una intención artística.
Nos citamos una tarde luminosa en un café parisino de Barcelona. Guillermo declina sentarse en la terraza y prefiere que nos acomodemos dentro “una ligera fotofobia” alega. “Curioso”, le comento, teniendo en cuenta su profesión de fotógrafo y siendo la luz su principal herramienta de trabajo. “Si, la luz, pero en cierta medida es todo una cuestión de contrastes, de opuestos mejor dicho, si no hubiera oscuridad no habría luz. Es más, si te fijas en mi trabajo muchas fotografías recaen más en las sombras que en la plena luz. Cómo decía Antonio Porchia (poeta ítalo-argentino): ‘a plena luz no somos ni una sombra’”
Guillermo habla de manera reposada, piensa cada palabra antes de decirla. Mientras le escucho recuerdo su trabajo: todas sus imágenes son ambientes en blanco y negro, minimalistas y sutiles, donde en escasas ocasiones aparece la figura humana. Han sido muchos los que han hablado de su trabajo, entre otros el poeta y cantautor Luís Eduardo Aute quien lo definió como “poeta creador de imágenes”. Le pregunto si se identifica con estas palabras. “Yo no me considero fotógrafo, ni artista, ni mucho menos poeta. Uno no se convierte en fotógrafo porque tome imágenes, ni en poeta porque escriba unos versos. Yo simplemente tomo la cámara para fotografiar cuando algo me conmueve o, a su vez, cuando tengo la necesidad de expresar algo. Después de muchas fotografías y de mucho trabajo se puede llegar a un resultado digno” Unas imágenes que todos definen como un trabajo artístico y profundamente lírico. “Yo sé perfectamente el tipo de fotografía que no hago. Lo que actúa cómo detonante en mí para hacer una fotografía además del motivo, puede ser una melodía, un libro o una pintura directamente. Pero no con la idea de captar el famoso “instante decisivo” de Cartier-Bresson donde el momento es sinónimo de instante, sino como sinónimo de situación, de un estado personal en el momento de apretar el botón de la cámara. Si luego, este trabajo que se hace con tanta dedicación es considerado poético o artístico, es una buena noticia”
Sus fotografías pues, no son producto del azar. Le pregunto como “dibuja” la composición de sus imágenes. “En oriente el primer elemento y el más importante es la composición mientras que en occidente quedamos atascados en la técnica. Yo pienso que hay que conocer a la perfección las reglas de composición: el ritmo, la simetría, la ley de la mirada, la sección áurea, la regla de los tercios, el espacio negativo, etc., para luego transgredirlos a favor de una intención artística.
Y en cuanto a la técnica, le pregunto que papel juega en el devenir de su trabajo. ”Los griegos tenían una palabra espléndida “tetme”, que designa tanto el arte como la técnica. La cosa es simple, hay que poner una máquina delante de nuestro ojo para que capte lo que vemos y cómo lo vemos. Es una elección, se escogen tecnologías en función de lo que se quiere mostrar. Ahora por ejemplo utilizo cámaras digitales por rapidez y practicidad, pero prefiero objetivos analógicos y trabajar con controles manuales. En cualquier caso, como siempre digo a los alumnos, hay que estar atentos para no poner demasiada tecnología en nuestras fotos. Veamos a Boadella: “La profusión de medios anula la necesaria simplicidad del acto poético y no debemos olvidar que esa simplicidad se convierte en un ingrediente imprescindible para obtener la magia de la transformación del espacio y del tiempo”
Teniendo en cuenta el poco interés que le suscita la tecnología me pregunto en que consistirán sus clases. “‘Vaya mucho al cine, vea muchas obras de arte, lea mucha poesía y después, en dos horas yo le enseñaré a hacer fotos’ Me seduce esta frase de Paco Vera en la búsqueda, un viaje personal donde cada uno encuentre su percepción del mundo. Mis clases consisten en esa búsqueda”. Me cuenta que normalmente las escuelas de fotografía sustentan sus formaciones en cuestiones técnicas. Sus máster class, por el contrario, ponen el acento en cuestiones estilísticas y artísticas. Hoy por hoy sus charlas se imparten en España y distintas ciudades europeas.
Le pregunto por la peculiaridad con que siempre nombra a sus trabajos: “euritmia”, “Epifanía”, “lo atávico”… “No puedo adentrarme en calles unidireccionales de imágenes o palabras. Cuando leo, vuelan a mi cabeza miles de imágenes y cuando veo una imagen, de la misma manera, un ovillo de palabras. No puedo separarlas ni creo que sea enriquecedor, como dijo alguien: “es interesante considerar si las palabras no son fundamentales para pensar””.
Vamos terminando y le pido a modo de conclusión como ve el panorama actual de la fotografía artística y del arte en general. Hoy día el panorama no es demasiado alentador a nivel general. Sin embargo hay excelentes artistas que me atraen por su forma de trabajar, algunos conocidos y otros no tanto. La gente está interesada más que nunca en la fotografía. Muchos de los que se suben a este tren vienen del mundo de la tecnología; de todas maneras hay que aprovechar este empujón para aprender a mirar. En palabras de Ernts Haas: “No estoy interesado en fotografiar cosas nuevas, sino en ver las cosas de una forma nueva”.
Se pone las gafas de sol, paga la cuenta, nos despedimos y desaparece. Por alguna razón tengo la sensación de estar detenida en el tiempo. Me acomodo de nuevo, ajusto mis cascos, suenan las primeras notas de una melodía de Goldmund, busco su página (buenos usos que darle a la tecnología) y contemplo sin prisas las poéticas imágenes de Guillermo De Angelis mientras me pido otro café…
Teniendo en cuenta el poco interés que le suscita la tecnología me pregunto en que consistirán sus clases. “‘Vaya mucho al cine, vea muchas obras de arte, lea mucha poesía y después, en dos horas yo le enseñaré a hacer fotos’ Me seduce esta frase de Paco Vera en la búsqueda, un viaje personal donde cada uno encuentre su percepción del mundo. Mis clases consisten en esa búsqueda”. Me cuenta que normalmente las escuelas de fotografía sustentan sus formaciones en cuestiones técnicas. Sus máster class, por el contrario, ponen el acento en cuestiones estilísticas y artísticas. Hoy por hoy sus charlas se imparten en España y distintas ciudades europeas.
Le pregunto por la peculiaridad con que siempre nombra a sus trabajos: “euritmia”, “Epifanía”, “lo atávico”… “No puedo adentrarme en calles unidireccionales de imágenes o palabras. Cuando leo, vuelan a mi cabeza miles de imágenes y cuando veo una imagen, de la misma manera, un ovillo de palabras. No puedo separarlas ni creo que sea enriquecedor, como dijo alguien: “es interesante considerar si las palabras no son fundamentales para pensar””.
Vamos terminando y le pido a modo de conclusión como ve el panorama actual de la fotografía artística y del arte en general. Hoy día el panorama no es demasiado alentador a nivel general. Sin embargo hay excelentes artistas que me atraen por su forma de trabajar, algunos conocidos y otros no tanto. La gente está interesada más que nunca en la fotografía. Muchos de los que se suben a este tren vienen del mundo de la tecnología; de todas maneras hay que aprovechar este empujón para aprender a mirar. En palabras de Ernts Haas: “No estoy interesado en fotografiar cosas nuevas, sino en ver las cosas de una forma nueva”.
Se pone las gafas de sol, paga la cuenta, nos despedimos y desaparece. Por alguna razón tengo la sensación de estar detenida en el tiempo. Me acomodo de nuevo, ajusto mis cascos, suenan las primeras notas de una melodía de Goldmund, busco su página (buenos usos que darle a la tecnología) y contemplo sin prisas las poéticas imágenes de Guillermo De Angelis mientras me pido otro café…
Web del artista: www.guillermodeangelis.com
Contacto para adquirir sus obras o contratar sus servicios: photo@guillermodeangelis.com