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Bellas artes

La vida antes de la IA

Por: Pierre Rivero

ARTÍCULO. (Versión digital)

Los frikis de lo audiovisual y la tecnología nos sorprendimos de que la imagen icónica del archiconocido fondo de Windows 10, adalid del mundo digital, estaba hecho a la más antigua usanza, partiendo de una base analógica con una gran imaginación creativa. Como en el mundo del arte todos buscamos constantemente referentes donde asentar nuestros criterios, no pude dejar de establecer un paralelismo entre este asombroso proyecto y la obra del artista británico Anthony McCall. Recientemente, asistí a una muestra de este artista presentada por el Museo Guggenheim Bilbao con el título Fracción de segundo que conmemoraba el décimo aniversario del programa Film & Video, espacio que ofrece un enfoque altamente singular sobre el videoarte y otras prácticas ligadas a la imagen en movimiento.

La gran similitud visual que encontré entre el trabajo de McCall y la imagen de GMUNK se me antojaba como si la obra del segundo fuese resultado de un fotograma del gran videógrafo y es que en un entorno tan visual como el actual todos nos retroalimentamos de lo que nos entra por los ojos. No insinuó con esto que GMUNK estuviese referenciado por McCall, tal vez ambos hayan bebido de la misma fuente inspiradora, cosa poco probable por la diferencia generacional, pero lo que está claro es que el resultado dinámico de la imagen de windows 10 parece sacado de un instante continuo e infinito de McCall.

La obra de McCall es marcadamente inmersiva e intensa y establece un vínculo con el público directo y comprometido. El visitante conecta con la experiencia como lo hace un usuario del sistema operativo,
A través del uso de luz proyectada por una ventana, Bradley Munkowitz, (GMUNK) crea un fenómeno escultórico que sumerge al espectador en una experiencia inmersiva. Los haces de luz conforman cuatro cuadrados que dan la sensación de movimiento mediantes puntos crecientes a través de una línea, Los segmentos rectos tienen un punto de fuga fuera del encuadre y se aproximan lateralmente en el espacio. Esta configuración se puede interpretar como dibujos en el aire, como una escultura radicalmente minimalista. Las formas de luz sólida se encuentran orientadas en una dirección constante, dando la impresión de ser tangibles e incitando a transitar por ellas en una acción paradójica, ya que generan una sensación táctil.

Todo esto reconcilia el arte con la tecnología y encuentro una simbiosis inteligente y lógica con el «de donde vinimos y lo que somos en la actualidad». Como artista y tecnófilo quedo emocionado y sorprendido al ver que los humanos también podemos hacer cosas por nosotros mismos sin usar una computadora para usarlo en la computadora. Os dejo aquí las imágenes y lleguen vosotros mismos a las conclusiones. •

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