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Bellas artes

CARLES RECIO: LA REVOLUCIÓN DE LO OBVIO

Por: Maria de los Ángeles Arazo

ARTÍCULO. (Versión digital)

Carles Recio es el último artista multidisciplinar de Valencia: pintor, escultor, poeta, novelista, ensayista, jurista y cualquier otra cosa que se le ocurra. Estuve en su casa del barrio de Ruzafa hace bastante tiempo. Nos ofreció una comida que compartimos con mi amiga y compañera Mara Calabuig y a lo largo de los años ha ido configurando una verdadera casa museo al estilo de las que a principios del siglo XX pergeñaron autores como Sorolla, Benlliure o Blasco Ibáñez.

Esta visita la realizamos en diciembre de 2011 y en su libro de honor agradecí: «la oportunidad de descubrir tus colecciones artísticas y tu sensibilidad para el dibujo». A continuación Mara Calabuig halagó «esta casa insólita, acogedora, hermosísima, donde se disfruta el sano erotismo del buen vivir a la valenciana, respirando las más entrañables esencias de nuestra tierra».

Todo esto pasó hace quince años, y a lo largo de estos tres lustros Carles no solo ha ido configurando un espacio propio a través de su propia producción, sino que también ha tenido la generosidad de adquirir mucha obra de autores contemporáneos que han enriquecido su propio estilo. Por ello, en la casa de Carles Recio —que él denomina Partenón en homenaje a los templos culturales de la Grecia clásica— no solo es posible descubrir la obra del autor, sino muchas otras que componen un mosaico insólito donde se conjugan y armonizan muy diferentes maneras de entender el Arte.

Carles Recio ha incursionado en diversas técnicas artísticas, pero sin duda donde más se ha volcado ha sido en la cerámica. Después de licenciarse en Derecho, Historia y Periodismo, y doctorarse en Derecho, Recio se presentó en la Facultad de Bellas Artes con la intención de matricularse, pero en la ventanilla de entrada le exigieron las notas de bachillerato de su adolescencia. Indignado por aquellas complicaciones burocráticas sin fundamento, Recio prescindió de toda vinculación con este ámbito y se decidió a configurar su propia trayectoria pedagógica en diversos centros que le han conducido a poseer un estilo especial y muy característico. Fue entonces cuando nacieron sus personajes de cómic como Fallerela, Ilicia o Vampituria.

Valencia es una tierra históricamente fecunda en producción cerámica, pero las obras de Recio no se parecen en nada de lo surgido en los hornos de Manises, Paterna, Onda o Ribesalbes. Carles Recio ha creado un ambiente propio donde lo que destaca en primer lugar es la figura humana y la indiscreta exaltación de la sensualidad como epicentro de la belleza. Los azulejos de Recio, que generalmente componen paneles enormes llenos de luz y color, son una exaltación de las pasiones y una celebración de la vida.

Posiblemente la fachada del Partenón Recio, que ha sido reseñada muchas veces en Internet, sea el culmen de esta visión creativa. Aunque también existen otras muestras urbanas como los rótulos de la galería Antikoart. En este sentido Recio se configura como un «grafitero» atrevido donde la potencia de la pintura en espray es sustituida por la longevidad de los materiales cerámicos. Las obras en la calle de Carles Recio alcanzan la categoría de pintadas atrevidas, pero se diferencian de los grafitis habituales en su perdurabilidad. La pintura será derrotada por la fuerza del sol, pero esta misma fuerza no podrá arrancar los brillos de las piezas recianas. Además, Carles Recio ha tenido la picardía de decorar sus dibujos y composiciones con la milenaria técnica del reflejo dorado, y de esta manera si se visitan sus obras en el atardecer, cuando el sol reverbera sobre los azulejos, se podrán disfrutar de un efecto espectacular: toda la casa brilla como si fuera un lingote de oro dejado caer en uno de los rincones más pintorescos de la Ciudad. •

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