Por: Antonio Correa Iglesias

ENTRE HUEVOS DE BASILISCO Y CABEZAS TROCADAS EL MÁS ALLÁ COMO RECURSO POÉTICO

Kendall Art Center

Lo que está más allá siempre es un misterio. Quizás por eso uno de las virtudes de Martín Lutero radicó en haber determinado que la esencia de la religión no está del lado del objeto, sino en la interioridad religiosa, en ese más allá que la conciencia no siempre puede expresar con palabras. Lo que está más allá evade también cualquier condicionamiento a priori una vez que se adentra en el espacio de las contingencias, suerte de aliteraciones no siempre congruentes. Lo que está más allá rompe cualquier finalidad, cualquier teleologismo y linealidad para adentrarse en una deriva de significaciones.

Sin embargo, lo que está más acá queda atrapado en la entelequia de la física clásica, en el objeto amparado en una tridimensionalidad esquizoide. Quizás uno de los problemas fundamentales del arte contemporáneo sea el anquilosamiento de un objeto que deriva en decorado, anulando precisamente lo que está más allá de este. Por ejemplo, cuando Robert Morris acota el concepto de anti-forma, este presupone el fin del arte como representación en sí, es decir, el arte como forma de trabajo que desemboca en un producto acabado. Lo que Morris ataca no es al arte como fenómeno, sino a la discursividad racional-objetivista que en ella ha prevalecido anclada en el objeto.

Lo relevante no es privar al arte de objetos, que es un poco lo que ha venido aconteciendo con la virtualización de la experiencia del arte a partir de las modelaciones computacionales, el metaverso, los sujetos virtuales o sus avatares, los NFT que de alguna manera desacralizan, por no decir que niegan la pertinencia física de la obra de arte; lo verdaderamente significativo es lograr ese frágil equilibrio en el cual el objeto arte, sea el anticipo de algo aún más relevante en ese más allá no siempre cotejado desde lo cognitivo.

En sus Testamentos traicionados Milan Kundera, quizás el más antisistémico y apócrifo de los escritores contemporáneos insistía que «… el artista inventa sus propias reglas para sí; para improvisando sin ellas, ser tan libre como inventándose su propio sistema de reglas». Lo que en términos lingüísticos significa que el objeto no es otra cosa que un nodo en una trama de relaciones simbólicas, es significativo, pero su relevancia no puede ser reduccionista, no puede ser constreñida a sí misma.

Esta concepción del objeto niega la «escatología estética» de Stefan Morawski quien ha concebido el arte como revelación de una verdad última, una verdad desde el poder y desde el deber ser, analogada incluso con la filosofía o la religión.

Lo que nos interesa, o al menos lo que me interesa a mí del arte está más allá del objeto que se exhibe. Lo verdaderamente relevante, al menos para mí es cómo los valores estéticos y morales de una obra entran dentro de nuestro campo imaginario, cómo lo bifurcan, cómo crean un espectro referencial que nos permite asimilar desde el insecto que sufre al mundo la Metamorfosis de Kafka, hasta el asesino que toma revancha del absurdo de la sociedad en El Perfume de Patrick Süskind. Cuando el objeto se fragmenta, cuando el objeto pierde su carácter unitario, su relacionalidad espacio-temporal, la normatividad pierde sentido y el observador se adentra en el espacio simbólico que rige ese «más allá» que José Lezama Lima llamó «sobre-naturaleza». El objeto arte se convierte en recurso sígnico, a modo de segregación de lo que deviene mundo propio; el observador se inscribe como decodificador semántico.

Beyond the Plate Murals and Other Ceramics from the Kendall Art Center 1  MOAS Daytona, 2022 cuenta la historia de estos intersticios, de estas ramificaciones más cercana a la imagen como autopoiesis que al confinamiento de esta como autodestrucción.

 

Reducir a objetos lo que el Museum of Arts & Sciences, Daytona, Beach expone, sería impugnar el acertado título a partir del cual esta exhibición se organiza. Beyond the Plate… intenta adentrarse en ese espacio de indeterminaciones donde no solo se cuestiona la naturaleza morfológica de sí, sino también su alcance simbólico. Los límites que «protegen» a la forma son el portal para entrar al espacio captado por la imagen, una imagen que es indiferente a la vocación de un geómetra, una imagen como acertijo. Son objetos que evadiendo los purismos formales pretender evocar el misterio. Objetos que sirven de intermediarios «entre el cielo y la tierra», como advirtiera Paul Klee.

Más que objetos de definición, más que objetos hic et nunc, lo que aquí se expone son manipulaciones de elementos naturales. La arcilla es transformada para asimilar el vértigo de una luz que se convierte en rayo; ahí radica, el valor de la alquimia. Cuando en Opus Nigrum, Marguerite Yourcenar postula esta unidad, lo hace con la certeza de que, en esta, los filósofos del alambique habían creído poder encontrar la quintaesencia de las cosas. 

De modo que, lo que el MOAS expone hoy, son objetos, sí, pero son objetos que albergan fetiches, tótems, son objetos que designan y postulan una trascendencia ontológica. 

Beyond the Plate… va más allá. Son platos, sí, pero también son esculturas, instalaciones-juegos, emanaciones simbólicas. El profano objeto, abre el espacio de las fabulaciones, de los universos paralelos, de las paradojas, de lo onírico. Son platos, ciertamente lo son, pero también gradaciones a un universo simbólico que reinventa el ejercicio técnico de la cerámica como oficio. 

Quien consuma esta exposición como meros objetos condicionados en un espacio, ha perdido su viaje. Beyond the Plate… se abre a una realidad donde todo es líquido, contrastante, como en Humanity’s Gambit una obra en la que Ivon Ferrez hace pasar como un «ajedrez» en el cual el uno, emana del otro y viceversa, o su Synapses de la cual brotan cabezas que esconden huevos de basilisco. Si la dispersión de las cabezas en Ivonne Ferrer queda anclada a un torso clásico, las Transfiguraciones de Milena Martinez hacen suya otras cabezas ahora trocadas y servidas para degustación que tanto me recordaron a Judith cuando cortó de cuajo la cabeza a Holofernes. Beyond the Plate… emplaza objetos de adoración, son objetos que captura el dramatismo de una imagen onírica como en el mural Gary Anuez que me recordó tanto las baldosas de mi infancia o el isomorfismo de Patricio Rodríguez que hurga mediante el «calado» las profundidades de una materia poseído por un deseo insaciable.  

Cuando en 1967 en Lima, Perú, Mario Vargas Llosa le preguntó a Gabriel García Márquez para que sirve un escritor, la «inofensiva» pregunta escondía una profunda reflexión sobre el sentido del arte en el mundo contemporáneo. Aunque Gabo –con su delirio trepidante- dijo que él había comenzado a ser escritor cuando descubrió que no servía para nada, dice también que se convirtió en escritor para dar cuenta de una experiencia simbólica personal que lo perturbaba permanentemente. Yo creo que aquí radica esa «funcionalidad», esa línea de discontinuidad que no siempre está clara en el arte contemporáneo; un arte plagado muchas veces de objetos vacíos ontológicamente hablando. 

Beyond the Plate… logra convertir, como la materia que manipula, las elaboraciones poéticas de experiencias personales en obras con un valor más allá del objeto. Es si así se quiere la apoteosis, el vértigo del misterio, el sobresalto de lo inesperado que hoy seguimos llamando, pese a todo lo adverso, arte.

1._ Edward E. and Jane B. Ford Gallery Open May 7, 2022 through July 17, 2022. https://www.moas.org/Beyond-the-Plate–Murals-and-Other-Ceramics-from-the-Kendall-Art-Center-6-21198.html

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