Sin embargo, la máscara es importante para ellos no sólo en sí misma, sino también como una impresión, un signo que indica el camino de vida del símbolo. Master y Katerina creen que la máscara es tan buena como la conciencia humana, capaz de acumular la realidad, borrando los límites del espacio físico y espiritual. En una máscara como en una impresión, la realidad se vuelve tangible y presente. Es una especie de placa fotográfica que registra un patrón único de ser, una memoria material de civilizaciones. Una adición precisa a la máscara es una semiesfera, refiriéndose a la idea de la unión universal con las naturalezas planetarias, hasta su antigua base caótica. Las formas volumétricas se combinan con imágenes e inscripciones que descifran y profundizan la lectura visual de las imágenes. Los propios autores interpretan su arte como una experiencia única de energías cósmicas, un mensaje de la más alta inteligencia, capaz de restaurar la armonía original, transformando las emociones afectivas en una poderosa fuerza espiritual. Así, las composiciones extrañamente encriptadas no sólo visualizan la historia del mundo, sino que también acumulan la experiencia mística personal.

Es obvio que el talento multifacético de estos creadores posee igualmente características  de la pasión de los pintores, del ingenio de los artistas gráficos y el sentido agudo de los escultores. Trabajan en forma segura en la técnica del papel maché, utilizando pinturas al óleo y acrílico, pan de oro, piedras semipreciosas, papel, cuero, textiles. Master y Katerina crean obras muy delicadas, caras, no aplicadas y sólo parcialmente decorativas, que obtienen una especial persuasión existencial en el apoyo activo del público. Debido a que cada obra con una máscara no es una «cosa» en una serie de otros como ella, es un objeto muy especial, una cosa-declaración paradójica.