Portada
En las obras de Milena Martínez Pedrosa (La Habana, 1971), poseedoras de una innegable base conceptual, no desaparecen las manifestaciones tradicionales de las artes plásticas, como la pintura o —en este caso— la escultura; el uso consciente del espacio, ingrediente que nos hace definirlas como instalaciones, actúa como directriz del discurso.
Puede ser el espacio vacío, pero también un elemento aparentemente ajeno, como ocurre en una de las obras que ilustran su entrevista en este número. En Can I ?, el acto de encerrar en una vitrina transparente su imagen pintada dinamiza la pieza, protagonizándola incluso, a causa de su inesperada intervención. Es esa pecera de vidrio lo que nos interpela, lo que nos intranquiliza y nos hace rebasar la aceptación pasiva de esta pintura-instalación, que ya no podríamos interpretar como un autorretrato a secas.
Bueno, en otras obras suelen ser insectos quienes actúan como polarizadores del discurso, perturbando la tranquilidad del espectador, despertando la curiosidad del que intenta, sin lograrlo, pasar indiferente por su lado. En este caso son los pájaros atrapados por las flechas quienes nos inquietan. Sobre esta obra la artista ha expresado:
«Until I come undone (Hasta el último aliento) está inspirada en la historia de los gorriones de la Biblia, que habla de cómo las pequeñas cosas cobran relevancia a través de la cantidad, de que no existen gestos pequeños y que todas las acciones son significativas en el orden natural. El gorrión aquí está como señal de buen augurio y la constante lucha por la supervivencia».•
Es para nosotros un placer tener en nuestra portada está obra de Milena Martínez Pedrosa, artista que desde 1995 —año en que emigró a Estados Unidos— ha venido consolidando una obra que, ya desde sus inicios, despuntaba como una interesante fusión entre las capacidades expresivas del objeto, la pintura, la escultura y el arte conceptual. •
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