En este número les presentamos la obra del profesor, artista de la plástica y crítico de arte José Clemente Gascón Martínez (Santiago de Cuba, 1964), un creador que posee una sólida carrera, que ha sido apreciada, entre muchas otras voces, por uno de los asesores de ARTEPOLI, el reconocido crítico de arte Gregorio Vigil-Escalera Alonso (Oviedo, 1950).
Para el escritor asturiano «Gascón establece a priori unas pautas de desarrollo en la superficie, entre masas e hilos, entre urdimbres y vidrieras, plasmando unas estructuras que fuesen el desciframiento de un código visual. En sus obras (…) la abstracción se conforma a modo de unas delicadas transparencias surcadas por unas venas que marcan la liturgia de la visión.»
Y específicamente sobre estas piezas, su creador expresa:
«Las obras Solo me reconozco en la soledad de mis semejantes y Lo inverosímil es lo que más se parece a un milagro forman parte de mi exposición personal La Redundancia del Péndulo (Galería Fayad Jamís. Centro de Arte y Literatura de Alamar, La Habana, Cuba, junio de 2019).
Mis recientes propuestas artísticas para exposiciones personales, se han apoyado en un proyecto curatorial interdisciplinario de arte y literatura que recurre a relacionar nexos y nodos de articulación interdisciplinaria entre los niveles de contenidos de la obra plástica y la obra literaria, proceso previamente investigado para ofrecer una muestra armónica con el espacio de exposición, los públicos y la circulación museográfica.
En la obra de Umberto Eco encontré suficientes incógnitas acumuladas sobre el imaginario colectivo que enuncian en la incertidumbre de mensajes de naturaleza entrópica, argumentos que recrean lo esotérico, las asociaciones secretas, la teoría conspirativa, la metatextualidad en torno a hechos y personajes, así como, la significación de la física cuántica en la construcción de lo real en los sujetos. Esto fue para mí el pretexto para discursar, sobre los más disímiles enigmas y misterios que ha preocupado siempre al hombre, cuya persistencia en la contemporaneidad se convierte en conflictos no resueltos en las sociedades contemporáneas del tercer mundo, donde se manifiestan las problemáticas de la propia existencia de los sujetos ante los límites de las fuerzas humanas, como un fenómeno que se ha ido retomando en ciclos desde otras cosmovisiones e ideologías.
La obra de arte deviene en una nueva construcción de otra realidad; propiamente del arte, tiende a orientarse hacia preferencias estéticas personales que comienzan a convertirse en necesidad interior, a la cual no le corresponde el equivalente de un contenido preexistente; su apreciación son resonancias que se transforman ante una nueva visualidad, por ello prescindo de la representación figurativa de la objetividad y recurro al lenguaje de la abstracción , donde estas entelequias originan una nueva relación con las características del todo referente.»
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