BELLAS ARTES
Las pinturas de Alexis Pantoja
Las pinturas de Alexis Pantoja ponen en tensión la estrecha línea entre la ficción y lo real; comparte con Eddy Bloom de Big Fish(1) la necesidad de contar sus historias a través de la magia del surrealismo «magritteano». Cada anécdota es una imagen, que va creando ante un lienzo en blanco, en el tiempo reposado de la pintura.
Para representar «la circunstancia» Pantoja emplea formas de uso retórico: símbolos, metáforas, hipérboles, personificaciones, elipsis que enriquecen el lenguaje del «oficio». Como Bloom, reinventa constantemente las historias, inserta personajes en escenarios totalmente anacrónicos; trabaja conceptos cercanos al mito; en reto constante al espectador.
La naturaleza teórico-simbólica de sus imágenes exige de la ironía y la ambigüedad, son necesarias para referir un conocimiento y poner en contacto lo maravilloso con lo real; estas requieren encubrir su significado para después, con la participación del destinatario, interpretar los datos; favoreciendo la información más allá del mensaje literal. Son artificios que atraen y colocan al espectador en excitación interpretativa, estimulando la flexibilidad del símbolo y el texto que traducen en cuestión.
Sus composiciones se disponen en una estructura central con el personaje en primer plano: lo humano en un rol protagónico, pues a través de este como recurso, establece sus especulaciones antropológicas. Lo que hace que cobre importancia la gestualidad, tanto la exageración como la inexpresividad de los gestos son esenciales para el sentido de la escena.
Breve abrazo infinito, una de sus obras más recientes, es una interpretación constructiva, modalidad que se produce cuando diferentes entidades icónicas, sin perder sus propiedades individuales, se ordenan de tal modo que se hacen determinantes a un tipo de dimensión mayor. En ella, además estamos en presencia de una elipsis: el personaje, al centro de un «paisaje náutico», se aferra a un elemento (caña de azúcar) que cuenta con determinadas características, que hacen que el espectador sea invitado a rellenar la escena, reconstruyendo mentalmente la magnitud ausente en un ejercicio de abstracción. Hay en esta obra una simultaneidad de ausencias y presencias, elementos que no son necesarios en la representación material, pero implícitamente generan contenido. En esta elipsis, la acción de aferrarse funciona como un símbolo retórico efectivo; esta falta de la iconología usual permite la variedad de construcciones a partir de los elementos que pone el artista en la escena.
Aún cuando pudiera encerrar un trasfondo totalmente irrisorio, busca el coqueteo, para ello el personaje mira fijamente al espectador, en pos de su aproximación. Su posición dentro de la escena cataliza las lecturas; pone a flor de piel conceptos geográficos y si se quiere socio-antropológicos; vemos claramente un pedazo de identidad, una isla, o seguramente una memoria; a esto contribuye el tono sepia, intencionalmente conferido al objeto posesivamente abrazado, para con ello proyectar el recuerdo al que busca aferrarse.
De naturaleza evocadora, la imagen propone una concomitancia expresiva, todas estas propiedades hacen que el elemento conlleve significados comunes, y pueda ser apreciado indistintamente como «una cosa en la otra». Esta ausencia provoca en el espectador una excitación interpretativa. ¿La presencia material que se suprime o contrapone, permite pérdida de niveles de significación o gana en autonomía el proceso comunicativo? Es predecible; que la magnitud cancelada deba sobreentenderse; la información se conserva a pesar de lo incompleto representado, y hace que aumente la apertura semántica.
Bloom contaba sus historias como un recuerdo; pero a este artista se le presentan previos a la realidad; me ha comentado que operan como un tipo de déjà vu. Las construye como un impulso sensible, ante los retos a los que se enfrenta el individuo contemporáneo: detrimento de valores, superficialidad, hastío.
En las obras se produce una detractio consistente en una economía de la imagen. La belleza armoniza el conjunto, define las zonas de confort de la retina a través de la estética cromática y de las formas. Hay una conciliación racional-imaginal. Pinturas excelentemente ejecutadas que llevan en sí una mezcla de suavidad, delicadeza, pero a la vez dejan sensaciones de incógnita y perversidad. Ofrecen ante nuestros ojos, un hábitat especial, un lugar presto a especulaciones conceptuales. La insistencia de la mirada, nos permite volver y (re)encontrar ese caos que a simple vista no somos capaces de vislumbrar.
Pantoja trabaja intensamente, en silencio (…) «el correr una silla, es suficiente para romper el hilo invisible entre el ojo y la punta del pincel»(2). Le interesa el paisaje global, los procesos que influyen en la existencia del individuo, ese que opta por sobrevivir en medio de pérdidas, ausencias e incertidumbres. •
1._ Big Fish (2003) película dirigida por Tim Burton y escrita por John August. Basada en la novela Big Fish: A Novel of Mythic Proportions de Daniel Wallace.
2._ Barnes, Julian: Con los ojos bien abiertos. Ensayos sobre arte. Editorial Anagrama 2018 p.47
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