Lucio Fontana se aproxima al lienzo con un cutter como si fuera un instante silencioso de un drama enigmático. Hugo Mulas capta ese momento en el que la superficie monocroma cortada parece que comienza a plegarse. Lo que contemplamos (como resto de la acción) es tanto una incisión superficial como la sugerencia de que «al otro lado», en el reverso oscuro (ese azogue del espejo sobre el que Eugenio Trías meditara en su filosofía del límite), sucede algo que parece esencial. No es casual que en Arte 92 un «teatrino» de Fontana intervenga como pieza articuladora de la primera muestra, acaso sugiriendo que necesitamos poner en escena algo diferente o, por lo menos, escapar de la monotonía. Necesitamos activar «conceptos espaciales» que tornen más intensa nuestra vida y, en ese deseo, necesitamos del arte, como si hubiéramos tomado conciencia que solo como fenómeno estético (así lo manifestó Nietzsche) tiene sentido la existencia. 

El singular «vicio» de coleccionar es la principal motivación que ha impulsado la apertura de Arte 92. Tras años de vinculación con el mundo del arte y con la experiencia de haber sentido la necesidad de tener cerca algunas obras, sintieron unos apasionados coleccionistas que tenían que abrir su galería. Conocedores del sistema del arte y plenamente conscientes de la situación del coleccionismo, han entendido que no tiene sentido repetir los esquemas de otras galerías, sino que su objetivo es activar un espacio en el que se pueda generar experiencias estéticas genuinas, con su dimensión sensorial y cognoscitiva. 

En esta galería se presentarán exposiciones cuidadosamente comisariadas en las que puedan dialogar obras modernas y contemporáneas. Artistas históricos referenciales, figuras de reconocido prestigio y también creadores emergentes, serán presentados en formatos expositivos que subrayen su posible ajuste en la domesticidad. Arte 92 tendrá, en ocasiones, el aspecto de una wunderkammer sin dejar de buscar la cercanía afectiva. 

Hemos experimentado en la pandemia de la Covid-19, justamente cuando estábamos distanciados en el confinamiento preventivo, la importancia de la presencia, la necesidad de reinstaurar lazos de convivencia. La galería Arte 92 será un espacio acogedor, un lugar en el que disfrutar del arte donde podrán surgir encuentros inesperados y conversaciones inteligentes. Aunque suene paradójico, este es un tiempo en el que necesitamos esperanza, desplazándonos más allá de las «verdades amargas» para trazar posibles utopías.