Woody Allen: un Chéjov contemporáneo

Por: Sonia Barroso Sáez-Bravo

Woody Allen es uno de los artistas contemporáneos más polifacéticos del panorama cinematográfico, ya que se ha ido alimentando de expresiones estéticas diversas:  imagen, escritura, música y pintura. Gracias a ello ha configurado uno de los estilos más originales y valorados de la creación cinematográfica de nuestro tiempo. 

En el cine de Woody Allen predomina la historia, es decir, el guion sobre cualquier otro elemento del filme. Se trata por tanto de un cine literario. Allen recala en el cine desde  la literatura, haciendo de la lectura una privilegiada fuente de inspiración para la  posterior realización de sus obras. Además, en muchas de sus películas, los  protagonistas son escritores y personajes vinculados al mundo de la literatura. 

Por otro lado, el teatro, concretamente, ha tenido un influjo imprescindible en la  mayoría de su producción. El estilo literario de Allen está fuertemente influenciado por  las producciones presentadas por el Group Theatre en los años treinta y principios de los  cuarenta. Las producciones del Group Theatre tenían, a su vez, influencias de  Stanislavski, director responsable del éxito de Chéjov. 

La cultura teatral en la trayectoria cinematográfica de Woody Allen, le ha llevado a  acoger en algunas de sus películas aspectos temáticos, espacios y personajes plenamente  teatrales. Si atendemos a sus filmes de la década de los 70 y 80, se pueden encontrar  características que así lo demuestran: división en actos en alguna de sus películas,  concentración de la historia, importancia y omnipresencia del actor, explicitación del  acto de enunciación (apelación al espectador por parte de un personaje dentro de la obra), etc., peculiaridades relacionadas directamente con lo teatral. Por consiguiente, sus obras  están llenas de influencias teatrales de distintos autores entre los que destaca Antón  Chéjov. 

A lo largo de la filmografía de Woody Allen, son considerables las alusiones tanto  explícitas como implícitas al teatro de Chéjov. En muchas de las películas de Allen,  sobre todo en aquellas realizadas en los años 70 y 80 consideradas más teatrales como Interiores (1978), Manhattan (1979), Hannah y sus hermanas (1986) o Septiembre  (1987), destacan tipos de personajes, atmósfera y situaciones, muy similares a los que se  pueden encontrar en muchas de las obras de Antón Chéjov, pero rehechos a la  «neoyorquina». También en películas posteriores como Balas sobre Broadway (1994) o  Melinda y Melinda (2004) aparecen de nuevo semejanzas con el teatro chejoviano, e  incluso menciones directas al autor ruso a través de los personajes. 

Las obsesiones recurrentes en el conjunto de la obra de Woody Allen han sido: el amor  frustrado, la muerte, el sentido de la vida, el desamparo existencial, etc., temas comunes  todos ellos con los de la producción de Chéjov. Si bien es cierto que estos rasgos y  temas del dramaturgo ruso son bastante universales, Chéjov ha sido el autor que ha  logrado sintetizar esta gran tradición haciéndolo con una economía verbal que no tenía  ninguno de sus precedentes.  

La ironía, el recurso humorístico de primer orden en los filmes de Woody Allen, se hace  presente en todas y cada una de las estrategias expresivas del discurso dramático, en la  medida en que es capaz de aunar lo cómico y lo serio. A través del humor, el cineasta no  solo entretiene y divierte al espectador, sino que le hace reflexionar acerca de los  grandes temas que preocupan a la humanidad como el sentido de la vida o la inminencia  de la muerte, temas omnipresentes en toda su obra. El carácter trágico de la vida  mostrado en los filmes de Allen, guarda una estrecha relación con esta misma idea que  refleja el dramaturgo ruso a través de sus obras, pero al igual que el cineasta, Chéjov lo  combina con su humor característico, «el humor chejoviano» patente siempre en su  teatro. 

La carga emotiva de los personajes de Allen, complejos psicológicamente, su capacidad  reflexiva y los diálogos intimistas que mantienen, en los que predomina el subtexto, son  evidencias que los conectan directamente con los personajes del teatro chejoviano.  Además, muchos de ellos sostienen temas artísticos relacionados con la literatura, la  música, la pintura o el teatro, por estar vinculados la gran mayoría con el mundo del  arte, al igual que ocurre con los personajes de las principales obras de Chéjov. 

Cineasta, dramaturgo y escritor, Woody Allen es el último de los grandes maestros de la  comedia y la inteligencia aplicada al séptimo arte. Es evidente que el cineasta  neoyorquino es un artista en la teatralidad cinematográfica y que sus guiones son un  material de una excelente calidad literaria. Tanto en la obra como en la trayectoria de  Woody Allen la influencia de la cultura y el cine europeos ha sido decisiva, destacando  el influjo del teatro ruso de Antón Chéjov, casi siempre presente en gran parte de su filmografía. 

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