Bellas artes
«Yo soy el espejo donde se reflejan los reinos fraternales y los cuatro elementos. Punto cardinal fijado sobre las membranas de la libertad, abro mis ojos muy alerta sobre la ventana del arte donde se imprime la imagen de mi universo —floración mental de escarcha— del esqueleto de la arena a la carne de la estrella».
Prólogo. Anatomía de mi universo. André Masson. 1945.
El pintor André Masson fue capaz de teorizar, de una forma muy poética, sobre su arte en el ensayo Anatomía de mi universo (1945). Llama la atención cómo integra su producción en armonía con todo lo existente, tal y como si Masson, a través del arte, concibiera una realidad alternativa, o una extensión de esta, poblada por su imaginación y valores fundamentales. Entre las oraciones destacables del prólogo, dijo que «soy el espejo donde se reflejan los reinos fraternales». A este respecto, el pintor Naji Jamil Zaiter (Baalbek, 1980) se centra también en plasmar «los reinos fraternales» mediante su plástica. En su caso, el significado de «reinos fraternales» está asociado con la noción de diversidad cultural y la necesidad de mantener una posición basada en la igualdad y la solidaridad para que todas las culturas, naciones, etnias, etc., convivan pacíficamente y cooperen entre sí por una vida mejor; más justa. Zaiter está preocupado por la interculturalidad, la cual permite una coexistencia respetuosa y de aportación positiva entre culturas, sin que ninguna esté por encima o por debajo de otra.
Sus obras recientes tienden a mostrarnos dos personajes los cuales se acompañan; en ocasiones, transmiten un efecto de espejo. A través de estas piezas, el artista reflexiona en profundidad sobre el concepto de identidad; la identidad propia de cada persona. La obra Harmony in diversity (2024) explora precisamente los asuntos que tienen que ver con el fenotipo —manifestación externa del genotipo— y que, en el caso del color de la piel o determinados rasgos, por ejemplo, los faciales, es denominado comúnmente raza. Asimismo, vincula esta idea con la noción de identidad cultural y la importancia de respetar y mantener la diversidad de los grupos poblacionales humanos. Es una misión en la cual ha de implicarse todo el mundo, pero también es relevante que uno/a mismo/a conozca su identidad y la acepte. Para simbolizar la diferencia, Zaiter presenta las siluetas de los personajes con sus teces confrontándose, cromáticamente, entre sí. A propósito, esta obra tiene un colorido cálido y áureo, resaltando el valor de la temática por la simbología detrás del color dorado, que se asocia a la riqueza y el poder —de hacer cambios a mejor—.
Zaiter explora la idea de identidad en todas sus facetas. De hecho, es un aspecto significativo del grueso de su trabajo. Siang dan malam (2024) presenta también dos siluetas, de marcada geometría, que realizan un juego de contrastes con el blanco y el negro. La obra habla del día y la noche, complementándose y contraponiéndose a la vez, en un dualismo que aquí alude a lo complejo de la identidad personal, formada por numerosas cuestiones interseccionales y opiniones que a veces se contradicen o cambian. «El día contra la noche; el ángel contra el demonio; la dulce Blancanieves […] contra la bruja malvada», afirmaba la psicóloga Eva Heller refiriéndose al significado del color blanco; nuestra realidad íntima, nuestro yo, es un universo de contrariedades, ricos matices y evoluciona a lo largo de la existencia.∙
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