Bellas Artes
El proyecto internacional Del Caimán, concebido para la promoción y comercialización del arte cubano, se fundó el 6 de diciembre del año 2019, bajo la argumentación y coordinación de Rafael V. Migoyo y su padre Rafael A. Migoyo; a los que luego se sumó el destacado escultor y pintor cubano Eliseo Valdés.
Rafael V. Migoyo, radicado en los Estados Unidos, y quien actualmente funge como Presidente legal del proyecto Del Caimán, fue la persona que concibió la idea original. Arribó a ella estimulado por una profunda conexión cultural y sentimental con su país de origen; y apoyándose en la certeza de que su padre estaría dispuesto a reactivar los vínculos desarrollados en una etapa de su vida con el movimiento artístico cubano. Antes de emigrar hacia los Estados Unidos (primero solo y luego en compañía de su familia), Rafael A., había transitado por varias ramas de la economía cubana, y había desempeñado responsabilidades importantes como productor y asistente en el ámbito de las artes plásticas.
Inicialmente, el interés de Rafael V. era el de ayudar a su padre a crear el negocio e implementarlo de manera legal. Pero comenzaron a pasar los meses, y ambos empezaron a involucrarse en profundidad y a enamorarse del proyecto. Se dieron cuenta que necesitaban una estructura de funcionamiento seria; no podían imitar la gestión de otras Non profit que se dedican exclusivamente al acaparamiento económico; que solo gestionan asistencia y dinero. No pretendían que el proyecto fuera puro negocio. Debían hacer un balance de propósitos, y trabajar para crear una organización con el objetivo de beneficiar no solo a los artistas, sino también a la cultura cubana. La intención fue crear un modelo autosostenible desde varios puntos de vista, el comercial, el social y el cultural. Así nuclear un grupo de artistas en estrecha relación humana y productiva para generar un sistema de gestión e intercambio cruzado, que permitiera la gestión y comercialización en Estados Unidos y el mundo de una obra generada e ideada en Cuba.
Aunque todo el proyecto se engloba bajo el denominativo Del Caimán; término que se creó para sostener, resguardar de manera simbólica, una pretensión y una movilidad de carácter internacional; todas las acciones concernientes a la socialización y proyección pública de los artistas dentro de Cuba responde al calificativo específico de Art Caimán. O sea, estamos hablando de una organización que posee hasta el momento dos diferentes enfoques de promoción y mercado: uno global y otro nacional. Asistimos a una perspectiva segmentada, y a la vez complementaria, de las direcciones y sentidos comunicantes de la estructura; a una opción práctica para poder adecuarse y operar —según sea el caso— con los contextos legales y políticos.
El primer artista con el que contacta Del Caimán, en el año 2019, es con el pintor y dibujante holguinero Jorge Hidalgo, con quién Rafael A. tenía una relación de amistad de años. Hidalgo tenía una obra destacada dentro del contexto nacional y conocía —con lujo de detalles— cómo articular los vínculos de trabajo dentro de Cuba. Con la obra de Jorge Hidalgo se llevaron a cabo las primeras acciones promocionales y de mercado en los Estados Unidos. Al poco tiempo, cuando Rafael A. retorna a La Habana en el año 2020, hace contacto con Eliseo Valdés, a quien no veía hacía casi treinta años, pero sobre cuya obra sólida y fructífera trayectoria se mantenía informado. Eliseo, estrechamente vinculado con el sistema artístico cubano y los sistemas institucionales, le ofreció a Rafael V. Migoyo una propuesta de veinte artistas para evaluar, y este seleccionó seis de ellos, tratando de garantizar variedad y representación de género; y en aras de cubrir las expectativas de la cultura y la sociedad estadounidenses. Luego de un riguroso y detallado análisis, quedó constituido el primer grupo de trabajo, al que se integraron Jorge Hidalgo, Eliseo Valdés, Evelio Toledo, Daniel Ortega, Orlando Barea, Isolina Limonta y Nadia García Porrás. El criterio de selección tuvo presente, también, la empatía y sociabilidad de cada creador, entendiendo ambas ideas como bases espirituales del proyecto.
En el balance de las obras y las tendencias que se incorporaron desde un inicio al proyecto, se aprecia una diversidad notable de poéticas; modos disímiles de implementación alegórica; y una variedad desde el punto de vista técnico y metodológico. La condición insular y caribeña, asumidas desde la diversidad conceptual y representativa, era otra de las características esenciales en las obras producidas por los integrantes del grupo. La amplia gama de sensibilidades y la multiplicidad estética constituían cualidades, fortalezas, en el trabajo de los artistas; y ellas se erigían como las principales garantes a la hora de asumir, y redimensionar, los valores culturales y sociales de los que son portadores.
A medida que el proyecto Del Caimán ha evolucionado, ya bajo la nomenclatura de Art Caimán en Cuba, y han emergido nuevas exigencias y pesquisas curatoriales, se han ido incorporando otros creadores de la isla que contribuyen a expandir aún más la coheterogénea desde lo técnico y representativo. Tales son los casos de los pintores Juan Carlos Verdial y Juan Blanco Lozano, la fotógrafa Belkis Martín Pérez, y la escultora, dibujante, pintora y crítica de arte Hilda María Henríquez. Todos condensan un equipo sustentado en la creatividad inacabable y la constante calidez humana, que cuenta hoy con una labor sostenible y dos exposiciones colectivas en territorio habanero. •
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