Ferias
Como ya es costumbre, la revista ARTEPOLI organiza exposiciones con los artistas que han participado en sus páginas. Esta vez es de especial significación el sitio donde expondremos; el Centre Cívic Barceloneta es un espacio con el que colaboramos difundiendo sus exposiciones. No es esta la primera vez que nos abre sus puertas. Fue en este importante centro cultural donde realizamos nuestra exposición Herederos de Hatuey (compuesta por artistas cubanos). Sus organizadores (en especial Juan Carlos Regidor) nos han posibilitado, además de exponer, presentar dos números de la revista junto a dos conciertos, uno de ellos en el propio centro y otro en un casal amigo.
El sentido de estas muestras es el de conectar a los artistas que han estado en nuestras páginas e influir en ese sentimiento de colaboración que el Centre Cívic Barceloneta promueve. En tiempos en que el mundo del arte está condicionado por la competencia y el mercado se vuelve necesario realizar acciones que apunten a la colaboración, a la amistad y a la imaginación.
En la obra de la artista cubana Lilivet Peña convergen ingenuidad y profesionalismo; las figuras recrean el imaginario infantil y al mismo tiempo dialogan con el espectador mediante una construcción formal sólida. Como una vez dijera Rober Rivero Salazar en nuestras páginas:
«Las referencias visuales más cercanas de Lilivet, guardan analogía con los libros para niños. Su cosmogonía refleja las relaciones ideo-estéticas de estas publicaciones. Es un punto de contacto con la literatura, mediante una representación ingenua que dialoga con las problemáticas existenciales».
El artista guatemalteco Álvaro Sánchez destaca por ser un maestro del collage y de la técnica mixta. En una entrevista para Manuel Alejandro Quiroz Ceballos, del año 2020, nos dice:
«Me he servido de todas las referencias que encuentro en la literatura, el cine y la música. También del lugar en el que vivo y todas sus texturas. Me gusta que mi obra tenga un cierto impacto, una delicado toque de violencia en las personas que lo vean, que es para mí lo que hace la diferencia entre mera decoración y el arte que no pasa desapercibido, el que genera preguntas en ese mismo instante en el que uno las observa y mucho tiempo después regresan a nuestra cabeza».
A través de sus vivencias personales Tendero, artista español nacido en Albacete, va transitando su propio camino, tejiendo su peculiar modo de abordar la abstracción. Sobre su obra ya hemos comentado:
«Los cuadros de Juan Antonio Martínez Tendero son a la vez profundos y deseados —¿por qué no?— a causa de su elegancia. Son abstractos y a la vez transmiten ideas que van más allá de lo abstracto. El artista se ha nutrido del arte matérico, del informalismo, el expresionismo abstracto… y ha traducido toda esa herencia en un modo de hacer personal, reconocible, que cada día solidifica más su carrera».
Con una concepción artística basada en la sutileza y en la investigación, Antonio identifica su propuesta como una manera de «encerrar la realidad a través de patrones específicos». En un texto sobre su obra, publicado en nuestra revista, Ángel Alonso nos dice:
«La obra de Antonio Llanas parece estar cargada de aquella sabiduría ancestral que no nos enseñan en la escuela, aquel conocimiento perdido a través del desarrollo de la cultura occidental, basada en el dominio y las armas. Se puede respirar en estas piezas un interés por estar en armonía con el universo, nos recuerda que no somos los dueños del mundo natural sino que pertenecemos a él».
Félix Vicente Ronda Rivero (nacido en La Habana el 16 de julio de 1966) es un pintor y humorista gráfico cubano. Desarrolla el dibujo y la pintura. Su formación artística es autodidacta.
Cuando la periodista Paquita de Armas Fonseca le preguntó qué es una caricatura respondió: «un modo de expresar las ideas». ¿Y una historieta? «Es contar una historia, más bien estática, que en movimiento es el dibujo animado, pero que puede tener un lenguaje muy rico tanto en imágenes como en texto».
Ferran Soriano, artista catalán de Hospitalet de Llobregat, cultiva la escultura, el dibujo y el grabado. Sobre su obra ha dicho Gregorio Vigil-Escalera desde su blog que «marca primero las propiedades plásticas y los límites en que configura sus creaciones, de tal modo que en todos sus polos la imagen esculpida sea una forma sensible y soporte material de sus significados».
También para nuestras páginas ha escrito sobre su obra:
«Sus esculturas figurativas se han desnudado de lo accidental y se arraigan en un movimiento de cavilación respecto a su propia transmutación en otra naturaleza y en otro espacio. A sus dioses Éol, Dimo, Hefest, Cronos, Dionís, Hermes, ya no les importa el tiempo».
Sobre la presente obra del artista costarricense ha comentado Ángel Alonso:
«Una obra como la de Stalin “Bulla” Alvarado posee también un tratamiento de color intenso, pero se desplaza hacia otra zona de la historia del arte que se desprende de lo surrealista para atender a la máquina, pasión de pintores como Leger, obsesión de Picabia y protagonista de muchas obras de Duchamp, como El gran vidrio. La novia desnudada por sus solteros incluso. En este caso la protagonista del cuadro aparece rodeada de ruedas dentadas y poleas que nos remiten a la Revolución Industrial, parece sumergida en los mecanismos de un antiguo reloj».
Esta obra de Xavier, artista de San José (Costa Rica), posee una enorme fuerza y resulta, como ya hemos comentado en nuestras páginas, «sumamente compleja, no solo por la delineada realización sino por la historia suicida a la que nos remite y la sensación de vértigo que logra».
Al igual que otros artistas centroamericanos presentes en esta muestra, su obra se exhibió en en el marco de la exposición La fuerza del color, en la galería Nova Vella Sala de Manresa.
Artista autodidacta nacido en Matanzas, Cuba, en 1966. Su obra se enmarca dentro de las disciplinas del dibujo y la ilustración. Durante los años 2015 y 2016 ilustró la portada de la revista literaria online Ultraversal y, desde el año 2009, mantiene un blog sobre temas artísticos donde publica sus relatos, sus poemas y su dibujos, además de hacer reseñas sobre artes plásticas y sobre literatura.
Sobre su obra nos dice: «Las palabras me nutren, el verso es mi esencia, los libros mi almohada y, de vez en cuando, trato de dibujar el mundo, para dejar, con la impronta de mis manos, mis sueños estampados en una página»
Lis Pardo, nacida en Barcelona, aborda la abstracción como un juego en el que las imágenes remiten a elementos de la realidad y nos invitan a soñar. No tienen una sola forma de mirarse, no tienen un arriba y un abajo. Mapas, figuras humanas y zoomorfas, pueden asociarse a sus formas abstractas. Sobre sus cuadros habíamos dicho en nuestras páginas que «se respira en ellos una apertura mental opuesta a cualquier concepto excluyente. Acostumbrados a una sociedad donde el pensamiento estructuralista nos ha legado la dicotomía entre la ausencia y la presencia, resulta interesante encontrar una artista cuyas creaciones tienden a trasmitir la idea de armonizar lo que está y lo que no, sin que un concepto gobierne al otro».
Sobre el fotógrafo cubano Ángel Alonso ha escrito: «Apasionado de la luz y con un sentido pictórico de la fotografía, la autoexigencia de este artista, su profesionalismo, le obligan a cuidar de la imagen hasta el punto de evitar cualquier alteración que la diferencie de cómo fue creada, tarea cada vez más difícil en un mundo de inexactitudes, de pantallas de diferente calidad, de monitores calibrados de diversa manera, de probables tergiversaciones en las tintas de las imprentas… Dadne ama cada detalle de sus fotos, cada tonalidad, porque sabe que el contenido lo encarna la forma y que su discurso solo será recepcionado si la reproducción de sus claroscuros es exacta, si su gama de color es percibida tal como él la concibió».
El barcelonés Blai Catafal siempre nos sorprende con una nueva composición, es asombroso que nunca se repite, aún teniendo un estilo tan personal. No es frecuente encontrar en la actualidad un artista tan entregado a ese camino del Op-Art del que fue pionero Victor Vasarely. Se requiere una paciencia y una limpieza para su elaboración muy poco usual en nuestros veloces tiempos. Es una obra interna, meditativa, paciente y hermosa como aquellos mandalas que los monjes tibetanos producen con arenas de colores y que, luego de tanto esfuerzo, santifican y destruyen en un ritual. La diferencia es que en su obra no se requiere el color. Se juega con los límites precisos del blanco y del negro. Le basta un rotulador y un fondo blanco para crear un particular mundo de especial belleza.
«En su propuesta, Arburola le da vuelta al concepto original de las fotografías post mortem y en vez de plasmar un testimonio de la muerte, sus obras son un homenaje a la vida». Así se ha expresado Andrea Solano en el periódico La nación sobre una de las muestras del artista costarricense. El retrato que hoy nos presenta no tiene nada de convencional (obsérvese la incorporación de lata de Warhol ). Sobre esta obra ha dicho su autor:
«La espera es eterna, puede durar toda una vida».
Su obra está muy vinculada a sus vivencias; encarna el complejo proceso de la emigración, pero no desde lo descriptivo sino desde dentro. La pintura es aquí un medio de protección, una manera de evitar que los cambios y la necesaria integración a una nueva cultura, opaquen todo aquello con lo que creció y que definió su personalidad. Sus imágenes poseen una seductora calidez; los recursos heredados del surrealismo contribuyen a su manera personal de hacer, en la que está muy presente lo cubano.
Sobre la artista ha dicho Maria Teresa Acosta Carmenate:
«Analvis agrega iconografía occidental y no occidental a su controlada imagen mágica, una pintura que recuerda la forma de hacer surrealismo en Latinoamérica, donde lo onírico es un mundo de apariciones y no de sueños recurrentes(…)»
Sobre esta obra, una de las que presenta en nuestra exposición, la artista barcelonesa nos dice:
«Formalmente podemos decir que combinan los ángulos y circunferencias doradas, con figuras y colores contrapuestos. Su interacción entre horizontales y flechas significativas para la autora, dividen en estancias los paisajes y símbolos se intercalan con un significado personal.
El contenido intrínseco a la percepción de la pintora, se puede deducir a una simbología abierta, rozando también con el surrealismo, de alguna manera actual, (también el Bosco, fue surrealista) sin pretender comparaciones, que no existen más que en un contenido simbólico, y describiendo en algunos momentos, el subconsciente de nuestra sociedad que vuelve a mirar al cielo buscando esas incógnitas. Tal vez hay una mezcla de surrealismo con existencialismo hecho pintura, tal vez por primera vez en el proceso de la autora».
Demetrio, artista cubano residente en Almería, cultiva muy diferentes medios que fraguan en una sola y consistente obra. Para la redacción de CiberCuba ha declarado:
«Mis obras presentan una profusa mixtura de cosmologías diferentes. Las esculturas, los dibujos, las pinturas y los performances sirven de vehículo para un mismo fin; la activación de una nueva mística cultural. En ella intento mezclar Astarté y Yemayá, las ceremonias yorubas, el tarot y la cábala».
Sobre Rafael, artista de Costa Rica que ya ha expuesto la presente obra en la exposición colectiva La fuerza del color (Manresa, 2022) comentábamos en nuestras páginas:
«De una sencillez enternecedora resulta (…) el paisaje de Rafael Gutiérrez; aquí los colores vibrantes y la línea que divide los planos define un muy personal modo de hacer».
Este paisaje posee una exquisita realización, aspecto que apreciamos mucho mejor cuando vemos la obra original. Estamos ante un artista peculiar y muy riguroso en la limpieza del color.
De las muchas reflexiones que se han hecho sobre la obra de la artista cubana, destacamos la de Gregorio Vigil-Escalera:
«Tanto en sus pinturas como en sus dibujos, la cubana ODALYS hace gala de una caligrafía melancólica, virtuosa y también de delicados contrastes cromáticos, muy cercana a corrientes místicas y poéticas espirituales que hacen un canto plástico a la belleza como seña de identidad y perfección».
La primera vez que publicamos la obra de este artista boliviano afincado en Barcelona ya hacíamos ver la importancia que da a sus orígenes:
«Según sus propias palabras, desde que vino a Europa quería mostrar en sus pinturas a su gente, “a aquellos olvidados de siempre, los campesinos sobre todo, los siringueros, los extractores de la goma, el caucho natural conocido como siringa”
En sus comienzos la temática de su obra se basaba en el entorno y la vida de los siringueros, quería, mediante su pintura, reivindicar el aporte histórico y económico de estos trabajadores a Bolivia. Luego se ha ido ampliando a otros temas, pero sigue estando presente, en su trabajo, la afirmación de su cultura».
El reconocido pintor hondureño, en una entrevista realizada para EL ESPECTADOR HN, exhorta a los artistas a enfrentarse sin temores a todos los obstáculos, manifiesta que estos no existen si no se piensa en ellos y nos dice:
«Mi consejo para todo aquel joven o emergente y para todo ser humano que se dedica al arte en todos sus menesteres, es que no hay que tener miedo».
Es un artista costarricense. En sus años de adolescencia estudió pintura en la Escuela de Arte F. Amighetti. Luego asistió a la escuela de Bellas Artes en la Universidad de Costa Rica. Sobre su actividad artística considera:
«El arte plástico es comunicación de imágenes, ideas, historias, vibraciones, sensaciones… y la textura es un lenguaje muy eficiente y expresivo en lograr esa comunicación. Cuando la forma y el color no alcanza, hay que echar mano a la textura. De ahí mi incesante búsqueda de nuevas técnicas y materiales que conduzcan al desarrollo de nuevas superficies texturizadas».
Paciel es un artista cubano que apuesta por la integración de las artes. Su carrera como arquitecto siempre ha marchado paralela a su trabajo como artista visual. Esta vez nos presenta tres piezas de su serie Arquitecturas, y sobre su ciudad ha dicho:
«Mi relación con la ciudad, mi Habana, no es una relación constructiva, técnica. Es una relación profesional, sí, pero más visceral, que podría llamarse artística si esta no fuera una palabra muy superficial, casi tonta por el drama que nos ocupa».
Artista cubano, nacido en La Habana, cultiva la pintura, la animación digital y la crítica de arte. En este lienzo alude a la necesidad del ser humano de expresarse libremente. Sobre su obra en general ha manifestado:
«Suelo abordar en mi trabajo las paradojas de la cultura occidental y el egocentrismo del hombre contemporáneo; el ser humano y su condición de “civilizado”, poseedor de actitudes consumistas, ansias de competencia en todos los órdenes y lleno de necesidades artificiales».
Sobre la presente obra de Eymil, artista cubano, ha manifestado Marta María de la Fuente Marín:
«Pudiera parecer un acto erótico, incluso sexual, deleitarse con las formas humanas; sin embargo, es un ejercicio de apreciación de la técnica, que se visibiliza solo ante quienes escudriñan cada curva sabiendo que lo son. No sienten vergüenza al gustarle unos labios porque se parezcan a los naturales, no hay temor en reparar sobre las formas por lo que son, antes de por lo que significan ».
El periódico La Republica.net ha dicho sobre el artista costarricense:
«Nuestro país cuenta hoy con un artista que retoma la importancia del “ser humano” expresado en su cuerpo físico, en su más reciente y brillante colección.
Se trata del pintor Osvaldo Sequeira Araya, quien inspirado en su ideal, trae el Renacimiento al presente, habiéndole tomado al artista cinco años: “debido a una reflexión que El ser humano, más que ente, es un ser, y el cuerpo es el elemento físico que nos da presencia en este mundo. El cuerpo evidencia las emociones y el pasar del tiempo”, concluye el pintor Sequeira sobre la filosofía que fundamenta sus últimas obras».
Sobre la artista cubana María Milian ha expresado:
«Con una figuración ingenua e intimista cargada de nostalgias y alegrías, de recuerdos y vivencias concibe esta artista paisajes y personajes de una realidad mágica; su paleta múltiple de colores planos describe una herencia caribeña que enaltece con esa luz tropical. Los astros acompañan cada relato, el sol y la luna se muestran en repetidas ocasiones, pero esta última parece ser la pretenciosa, la Luna de Patricia —cuarto menguante siempre— no sabe de noches oscuras, aun cuando intenta conectarse —a que sabe dónde—. Con esa perenne sonrisa se tamiza en cada escena, en una pose serena, apacible».
Comenta el artículo. Gracias