Bellas artes
Un artista que se convierte en un explorador de formas, texturas, colores y objetos no es solo un investigador visual, sino un creador que mantiene una búsqueda incesante por materializar experiencias y percepciones. Este es el caso de Juan José Pereira Bárcena, conocido artísticamente como Kancis, un creador uruguayo nacido en Montevideo en 1968, cuyo trabajo evidencia la profunda conexión entre el arte y la realidad que nos rodea.
La práctica de reciclaje y transformación, que Kancis aborda con maestría, es un acto que se inscribe en una larga tradición artística. Movimientos desde el dadaísmo hasta el arte povera han explorado la re-contextualización de objetos desechados, elevándolos a la categoría de arte. En el caso de Kancis, su capacidad para otorgar una segunda vida a elementos que, de otro modo, languidecerían en la indiferencia, no solo revela su ingenio, sino también su agudo sentido crítico respecto al consumismo y la obsolescencia programada.
Los fondos de sus obras presentan una paleta vibrante y diversa que va desde tonalidades pastel delicadas hasta rojos intensos y apasionados. Estos fondos son a menudo acompañados por partituras escondidas, retazos de música que subyacen en la estructura de la obra y que denotan una profunda pasión por la sonoridad. Este elemento musical no es incidental; establece un puente emocional con el espectador, invitándolo a sumergirse en la experiencia visual y sonora que Kancis propone.
Los relojes, maquinarias y esferas que emergen en sus composiciones, evocan memorias personales, especialmente la figura de su padre, quien se dedicaba a reparar tales objetos. Esta conexión autobiográfica no solo enriquece su proceso creativo, sino que también establece un diálogo entre el pasado y el presente. Kancis utiliza elementos como bodegones de colores vivos o marinas sombrías, a menudo construidas a partir de fragmentos de barcos naufragados, reflejando la naturaleza transitoria de la existencia, así como la dualidad de la vida misma.
Al contemplar una obra de Kancis, el espectador es alentado a reflexionar y a desentrañar un estado de ánimo, una situación o un momento particular que el artista busca comunicar. Su obra, basada en la sugestión, construye una poética que permite el establecimiento de asociaciones personales. Cada objeto que elige integrar ya conlleva un simbolismo preestablecido en nuestra cultura, y Kancis lo utiliza con plena conciencia para articular su propio discurso visual.
El carácter surrealista de sus retratos y la confusión presente en las miradas de sus personajes manifiestan una inquietud por el futuro de la humanidad, lo que incrementa la urgencia del cuestionamiento y la búsqueda de respuestas en un mundo en constante transformación. En sus últimas obras, Kancis articula una denuncia acerca de la decadencia ambiental que enfrenta nuestro planeta, incorporando plástico —un material que no solo asfixia a la fauna marina y deteriora su hábitat, sino que también contamina nuestros recursos hídricos y, en consecuencia, impacta gravemente la salud humana—. Los relojes presentes en estas obras son una clara alusión a la fugacidad del tiempo y a la premura de actuar ante esta crisis ecológica.
La herencia de su experiencia como decorador de escaparates también se refleja en su trabajo, donde prendas como chaquetas, guantes y americanas son utilizados para construir personajes enigmáticos; arlequines y músicos que encarnan una mezcla de compromiso y agilidad, desafiando las convenciones de la representación tradicional.
El camino artístico de Kancis se inició a una edad temprana, cuando a los 15 o 16 años descubrió un viejo maletín que contenía óleos y pinceles. Desde entonces, su dedicación al arte ha sido inflexible; considera que sus obras nunca están del todo finalizadas y se encuentran en un constante estado de transformación. Su incesante intervención sobre cada pieza, ya sea a través de cambios de color o la adición de nuevos elementos, refleja un proceso creativo en evolución.
A lo largo de su trayectoria, Kancis ha expuesto su obra en ciudades como Montevideo, Madrid, Sevilla, Ávila, Huesca, Barcelona, Copenhague, Hamburgo y París. Su trabajo ha encontrado un hogar en colecciones privadas alrededor del mundo, destacando en lugares como Londres y las ciudades ya mencionadas. Con una labor creativa que se nutre del esfuerzo cotidiano y de la seriedad, Kancis continúa forjando su singular camino en el mundo del arte contemporáneo, invitándonos a explorar y cuestionar nuestra relación con la realidad y el medio ambiente que habitamos.
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