Por: Pierre Rivero y J.L. Terraza

La Canaleja de Medinaceli

Entrevista a José Luis Terraza Justes

Muy pocas son las ciudades que concentran un parque temático arquitectónico y cultural como el que  encontramos en Medinaceli. En esta pequeña villa  de unos setecientos habitantes, han dejado su rastro un gran número de culturas antiguas que van desde la romana hasta nuestros días, pasando por la árabe, la medieval, la renacentista, la barroca, etc. todas ellas han imprimido a su urbanismo de intramuros un carácter atractivamente pedagógico e histórico. La administración local y regional es consciente de la importancia cultural y económica que tiene la conservación y promoción de todos estos activos para el pueblo, a la vez que también apuesta por nuevos proyectos artísticos que aportan un carácter contemporáneo, con total respeto a su herencia y estimulando  propuestas atrevidas mimetizadas perfectamente en el entorno.

Es así que aprovechando los trabajos arqueológicos para sacar a la luz un antiguo camino romano con la intención de hacerlo transitable, La Canaleja, quiere dar cabida al arte contemporáneo fuera del núcleo del casco antiguo de la villa, y es por eso que ha iniciado lo que se podría llegar a convertir en un museo de escultura al aire libre en los márgenes de dicho camino, con la intención de que Medinaceli siga añadiendo a su memoria artística y cultural los lenguajes escultóricos actuales de cara a engrandecer su historia.

El proyecto ya está en marcha con dos obras del escultor local Carmelo Esteban, El Caminante y Montaña de versos y cuatro de José Luis Terraza, artista multidisciplinar con una larga trayectoria en el mundo del arte, con pintura, escultura, fotografía y literatura.  Es en la escultura donde su obra tiene una mayor proyección pública con diversas piezas monumentales colocadas en diferentes localidades, entre ellas, Soria, donde luce desde el año 2006 su obra monumental La esencia de la tierra.  

En esta ocasión entrevistamos a José Luis Terraza, uno de los artistas que encabeza este proyecto y que mantiene desde hace muchos años una estrecha relación con la ciudad.

Pierre._  Hola José Luis, ¿Cómo comienza tu relación con este proyecto?

José Luis._ Hola. Pues empieza de la mano de Miguel Tugores, director de la fundación DeArte, y del mismo ayuntamiento de Medinaceli. Con Miguel Tugores comparto y he compartido diferentes eventos artísticos, entre ellos el megaproyecto El Bosque de las Culturas. Trece esculturas monumentales que cada una quiere representar alguna de aquellas culturas que más nos han influenciado y siguen influyéndonos. 

P.R._  ¿Qué nos presentas en estas cuatro piezas que se han colocado en el camino?

JL._. Las esculturas colocadas son de grandes dimensiones en acero corten; una de ellas es la titulada Torsión que pertenecía al fondo de arte privado de la fundación DeArte y que ha sido donada a la ciudad por su director para sumarla a la colección que engrosará el camino.

Otra de las obras colocadas es Moai, conjunto escultórico de tres piezas que forma parte del propio Bosque de las Culturas, el cual dada su envergadura sigue a la espera de poder ser llevado a cabo en el mismo Medinaceli, y cuyas maquetas a escala 1:10 se encuentran en el Palacio Ducal.

Las otras dos esculturas son Mujer embarazada y El hombre escondido.

 P.R._ Una curiosidad ¿Por qué está relación tan profunda con Medinaceli?

JL-_. Una vez más he de decir que fue a través de la Fundación DeArte y de la mano de Miguel Tugores, que conocí el pueblo, a sus gentes y su idiosincrasia, participando en eventos artísticos que se llevaban a cabo en el Palacio Ducal, y después de muchos viajes y una larga estancia trabajando en las maquetas del Bosque en el Palacio he llegado a tener muy buenos amigos y amigas allí. 

 P.R._  Una insolencia ¿Algo de megalomanía en la obra pública?
 

JL._ Yo puedo hablar por mí. Las personas podemos comunicarnos hablando a gritos, normal, o susurrando al oído, depende del momento y del contexto. Yo ahora estoy trabajando en obras de pequeño formato, que son un susurro, tanto en escultura como en pintura, porque después de muchos años necesito decir las cosas de una manera más íntima, acercándome al espectador de mi trabajo; si una escultura ha de transmitir y comunicarse en un espacio abierto, ha de ser grande, porque lo que ha de decir ha de ser en voz alta, gritando. La megalomanía acostumbra a ser producto de la inseguridad y pienso que tanto mis inseguridades como mis egos los tengo bien domesticados. Eso no quiere decir anulados, no soy tan prepotente como para pensar eso de mí.  

 

P.R._  Una indiscreción. Algo que no volverías a hacer nunca y algo fascinante que te haya sucedido recientemente. 

JL._ ¿En mi trabajo artístico? ¿O en mi vida privada?

P.R._  ¿En un artista se pueden diferenciar la vida privada de la artística?

JL._ Muy buena pregunta, es de las pocas que no me habían hecho a lo largo de mi vida. En mi caso no, mi vida es el arte y el arte es mi vida, el cómo me proyecto en la sociedad tiene que ver con cómo es mi trabajo y mi trabajo tiene que ver con cómo me relaciono en la sociedad. Sé que en mi obra soy muy poco conservador, he arriesgado mucho renunciando a lenguajes en los que me sentía seguro y eran muy bien aceptados, porque quería conseguir algo que deseaba; y esa falta de conservadurismo también se ha traducido en mi vida privada. Tanto en un lado como en otro esos riesgos han tenido sus recompensas, y por supuesto, sus precios a pagar, a veces muy altos, a veces menos. Pero tengo muy claro que vivir es arriesgar. 

P.R._  Pero repito.  Algo que no volverías a hacer nunca y algo fascinante que te haya sucedido recientemente.

JL._ Dejar de hacer algo por miedo, así en general, espero no volver a hacerlo nunca más. Y de fascinante, pues con esto de la pandemia que no nos dejaban salir de casa, por fin hice un curso de diseño en 3D, ahora que hago esculturas pequeñas el poder hacer todas las maquetas que quiera en el ordenador y cuando ya lo tienes claro ponerte a trabajar, sí, es fascinante. 

P.R._  ¿Qué esperas que puedan encontrar las personas que visiten El Bosque de la Culturas?

JL._ Medinaceli es un crisol de culturas y el día que ese bosque vea la luz en toda su dimensión será un buen catalizador de cómo muchas de las culturas que están representadas en la villa se expresan en el siglo XXI en un lenguaje totalmente diferente, y otras que no lo están, también. La historia escribirá, «Y estando al mando de la ciudad don fulanito de tal y su equipo de gobierno se llevó a cabo …» Ya ves que optimismo no me falta. 

P.R._  Pues yo no me lo tomaría tan a risa como tú, eso que dices. Soy un seguidor de tu trabajo desde hace muchos años y son varias las entidades públicas y privadas que tienen obras tuyas en sus fondos artísticos. ¿Cuál es la que más te gusta, cuál es la mejor y cuál es la que más te ha costado?

JL_ La que más me gusta es un Cristo que hice en acero corten y que está situado en mi pueblo, Novales – Huesca y no sé si es la mejor o no, a mí me es difícil discriminar. Y la que más me ha costado es la Moaí que está situada en La Canaleja, aunque no lo parezca tiene una gran dificultad técnica. No me has preguntado la que más ilusión me ha producido hacerla. Te diré que es el proyecto que desarrollé en el año 2008 En Kakslauttanen –Saariselka, Círculo Polar Ártico de Finlandia. Estuve tres semanas trabajando al lado de cuatro escultores de diferentes partes del mundo. Fue una gran experiencia.  

P.R._  Una despedida ¿Cómo se despide un artista multidisciplinar?

JL_ Depende, si es un adiós o un hasta pronto. Si es un adiós, pues con un apretón de manos socialmente aceptable ya está bien; si es un hasta pronto, de manera multidisciplinar, un fuerte abrazo, con un par de besos, palabras afectivas, miradas cómplices, un brindis, y todo lo que surja.

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