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Bellas Artes

LA BELLEZA LIBRE

Por: Redacción

ARTÍCULO. (Versión digital)

La exposición La belleza libre tuvo lugar —del 16 al 30 de septiembre del presente año— en la sala A. Traços, galería-taller del artista Tony Garay en Caldes d´Estrac, Maresme, Barcelona. La muestra se enfocó en aquellas expresiones artísticas que, desde un campo consciente y profesional, se acercan al expresionismo y al Art Brut. Abundaron en ella los ensamblajes y las obras construidas con materiales reciclados. Fue una muestra muy fuerte en el sentido expresivo. Aquí podremos ver una de las obras de cada artista que participó. Y también una breve presentación de cada uno de ellos.

LOURDES BETANCOURT

Que una artista como Lourdes Betancourt participe en esta muestra adquiere un significado especial, pues ella encarna precisamente la tesis de la exposición, ya que desde una profesionalidad incuestionable y desde la garantía que le dan sus prodigiosas manos, logra una obra en la que juega a ser naive, sin serlo. Lourdes estudió arte en la academia San Alejandro y el ISA (Instituto Superior de Arte) y ha sido profesora y artista plástica en Cuba, su país natal; ha realizado exposiciones en Camboya, Italia, España, Alemania, Canadá y Estados Unidos. Su obra se encuentra en colecciones privadas a nivel internacional.

CARLOS MANUEL GARCÍA SANTIESTEBAN

Carlos Manuel García Santiesteban(1966) es un artista que sorprende por su definido camino individual, por lo orgánico y natural de sus creaciones y, sobre todo, por la gracia y precisión con que pone cada mancha, cada elemento de sus muy bien diseñadas obras. Se trata de complejas composiciones elaboradas con elementos simples.

Líneas fuertes, pintadas o resueltas con cuerdas reales, texturas y planos de color, van provocando al recorrido del ojo del espectador diversas sorpresas en su camino. Los elementos compositivos juegan sugiriéndonos piezas mecánicas (ruedas dentadas, tornillos…). En su magistral cotejo de formas, nos regala una particular fruición estética, fresca y despreocupada.

JORGE LUIS DELGADO GUTIÉRREZ

Tras la aparente inocencia de una imagen puede esconderse una fuerza mucho mayor que tras la de un monstruo, pues del monstruo huimos y de la inocencia no. Su poder nos deja boquiabiertos, desarticulados, sin defensa. Y este parece ser el recurso que habita en las nuevas obras de Jorge, que siempre se han caracterizado por poseer la crudeza de lo primitivo. Lo esencial de su discurso artístico se mantiene, pero no se enquista, sino que evoluciona a través de la exploración, a través de la constante búsqueda de nuevos resortes, de nuevas técnicas y de diferentes formas de comunicar.

Jorge Luis Delgado Gutiérrez (La Habana, 1966) es un creador cubano que en medio de cuantiosas adversidades ha edificado una obra sólida, coherente y de múltiples aristas.

YAMIRA GUIJARRO

Como dijo Juan Manuel Chávez la primera vez que la artista participó en nuestra  publicación, «su inspiración es la naturaleza y el ecosistema, su mayor anhelo está en poner todos los recursos que tiene a su alcance para que las futuras generaciones cuiden, vivencien y disfruten de la Madre Tierra».

La artista ecuatoriana ensambla objetos como llaves, monedas, cuerdas… y logra así unos interesantes cuadros en relieve que unifica mediante una pintura brillante, con frecuencia dorada o metálica. Son piezas muy expresivas en las que lo primitivo se torna conceptual, en las que lo artesanal y crudo adquiere una terminación profesional. Una sabrosa mezcla de conceptualismo con Art Brut, de profesionalidad con ingenuidad, que resulta muy atrayente.

TONY GARAY

El español Tony Garay, quien a su vez dirige esta sala de exposiciones de Caldes d´Estrac fue, con su obra, el inspirador de esta muestra. Precisamente por su gracia personal, y por tener sus piezas este carácter instalativo, por construir sus obras con materiales reciclados y por el uso inteligente de los recursos, nos hizo pensar en elaborar una muestra colectiva en la que lo ingenioso y lo expresivo tendrían un protagonismo especial, por encima de los virtuosismos técnicos o cualquier solución academicista.

Son obras de gran originalidad, fluidas y despreocupadas, de una frescura impresionante, al punto de sugerirnos el título de esta exposición, ya que son poseedoras de una belleza libre, bohemia y aventurera, como el propio artista.

ÁNGEL ALONSO

Como una vez dijo desde su blog Hanna Chomenco: «en su afán de autoexégesis y de ensayar como ser urbano él mismo, una articulación más humana con su entorno, este creador ha fabricado todo un repertorio de grafemas que son por naturaleza hijos legítimos de esa sociedad industrial consustancial a la cuestión urbana.

La representación de la figura humana es tremendamente sintética, inspirada en la señalética con que el diseño industrial alude al ser humano para orientarlo en los espacios públicos, su ser humano es simbólico, anónimo la mar de las veces, pues generalmente no repara en rasgos faciales distintivos.

Este análisis de Hanna coincide con el de otros críticos y con el propio Ángel Alonso quien es, además de participante, el curador de esta muestra.

MYLENE LEÓN

Ya habíamos afirmado antes en nuestras páginas que de su variada paleta todo parece salir por primera y única vez; no reutiliza los mismos logros de un cuadro en muchos otros, sino que experimenta nuevamente y así produce siempre una obra nueva y fresca. Y en cada elemento que pinta se puede sentir la presencia de un sentido específico: «Cuando pongo verde, no es yerba; cuando pongo azul, no es el cielo», nos dice Matisse.

La obra de Mylene se integra muy bien a esta exposición, precisamente por su carácter ingenuo, espontáneo, antiacadémico, fresco e irreverente ante todo prejuicio y poseedor de esa belleza libre que se respira en la muestra.

OVIDIO MORÉ (OSVALDO MORENO)

Ovidio Moré es el pseudónimo con que se presenta Moreno en su blog La pirámide acostada; desde allí divulga su literatura y su pintura. El lenguaje en que se desenvuelve es básicamente el dibujo a línea, a veces blanco y negro y otras con un uso del color consciente y vibrante. Poseen estas imágenes un carácter de ilustración fantasiosa, literaria pero no literal, sino metafórica. Bebe del surrealismo pero no del de Miró o Dalí, sino de aquel otro sin nombre, el latinoamericano popular y agresivo, aquel que encontró Buñuel en México, el de la tradicional fiesta de los muertos, aquel de los primeros cuentos de García Márquez; un surrealismo que no se autoetiqueta como tal, mágico y visceral, sin solemnidad, hijo de la precariedad y sin la elegancia del invierno parisino, soleado y sudoroso, alejado de los refinamientos de Bretón, guajiro y verde, lleno de amputaciones y desgarros, en el que la belleza emana de la fuerza, aquel de corazones ensangrentados y cuerpos truncos junto a sonrisas que asimilan el dolor como algo natural.

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