Ana Mendieta

Esculpiendo las raíces

Por: Andrea Cobo Pérez / Ilustración: Legna Osnola

El cuerpo es, sin duda, un vehículo a través del cual nos hemos expresado desde que empezamos a sentir la necesidad de comunicarnos. Tal y como podemos comprobar gracias a los restos de hace miles de años de dibujos en cuevas, la primera forma en la que nos expresamos fue a través de la danza. Para la artista Ana Mendieta, el cuerpo es un campo de batalla, pero a su vez también es un arma. Es un terreno donde una infinidad de posibilidades puede brotar. 

De origen cubano pero criada en los Estados Unidos, Ana Mendieta fue una artista multidisciplinar que experimentó con diferentes géneros artísticos emergentes del momento, como el Body Art, el Performance y el Land Art. Mendieta fue posiblemente la primera artista en combinar estos tres géneros y crear, a partir de ellos, un género propio, que denominó como earth-body art. 

Ana Mendieta es, desafortunadamente, más conocida en el ámbito mediático por su trágica muerte. En 1985, en Nueva York, fue supuestamente empujada a través de la ventana por su marido, el artista norteamericano Carl André. Esto ocurrió cuando ella tan solo tenía 36 años. Durante mucho tiempo, su nombre parecía estar solo vinculado a este trágico suceso, pero por suerte, en la última década, un número cada vez mayor de estudiosos e instituciones se están interesando por su trayectoria artística. Hoy en día, la obra de Ana Mendieta tiene un gran valor tanto a nivel artístico como en el ámbito activista, con relación a temas de género o de identidad. 

La artista, gracias a Hans Breder, descubrió que a través de su cuerpo podía expresarse en un sinfín de lenguajes que no había logrado encontrar antes. Mendieta llevó esta idea al extremo. Desde recrear escenas de violación con su propia sangre hasta hacerse retratos con barba. 

Silueta es la colección de obras de arte a la cual le dedicó más tiempo en su corta trayectoria. La trabajó durante siete años, entre 1973 y 1980. A través de este conjunto de obras, durante esos siete años, la artista fue capaz de transmitir una serie de impresiones que conectan tanto a nivel personal con sus vivencias como también con un público que logra empatizar. Estas obras consistían en cuerpos esculpidos con materiales de la naturaleza, como tierra, césped, arcilla, ramas, arbustos y flores. El significado de estas figuras, tal y como se ha comentado, está relacionado tanto a la artista a nivel personal como a problemas o situaciones que pueden haber experimentado otras personas. Uno de estos temas es la separación de la artista de su tierra natal, Cuba. 

Mendieta llegó a Estados Unidos en 1961 con 12 años como refugiada. Esto fue debido a la Operación Peter Pan, maniobra coordinada entre la Iglesia católica, los Estados Unidos y los cubanos exiliados de aquel momento. Durante esta operación, más de 14.000 niños fueron trasladados hasta Estados Unidos desde Cuba. Ana Mendieta fue una de ellos. 

Al haber estado separada de su país natal, Mendieta se dio cuenta de lo importante que era intentar reconectar con sus raíces una vez fue adulta. Sentía que le faltaba algo. en el ámbito personal y a nivel artístico. Y ese algo era disfrutar y aprender de su país natal y de su cultura. Realizó varios viajes a Cuba y todo este proceso de volver a reconciliarse con sus orígenes tiene parte de representación en sus obras. Tal y como dijo la propia artista: 

«La creación de mi silueta en la naturaleza guarda la transición entre mi tierra natal y mi nuevo hogar. Es una forma de reclamar mis raíces y volverme una con la naturaleza. Aunque la cultura en la que vivo es parte de mí, mis raíces y mi identidad cultural son resultado de mi herencia cubana».

Este trauma originado por haber sido separada de sus raíces hizo que la artista tuviera muchas dudas sobre su identidad y, a su vez, fue dándose cuenta de que ella era una mujer de raza negra. La artista quiso crear obras donde el público directamente conectara con el elemento humano que todos compartimos. Las siluetas que forma en la tierra recuerdan, en la mayoría de ocasiones, a tumbas. La artista no solo relaciona su cuerpo con la naturaleza, sino que a través de ella y de esta conexión entre cuerpo y tumba genera un vínculo con sus raíces latinoamericanas. Este enlace entre naturaleza y Mendieta ayuda a la propia artista a desvincularse de la huella que le marcó el no sentirse acogida por los Estados Unidos. La artista se fusiona con la naturaleza para poder llegar a sus raíces con más facilidad. Ella misma explicaba que: 

«He estado trayendo un diálogo entre el paisaje y el cuerpo femenino (basado en mi propia silueta). Creo que es el resultado directo de haber sido arrancada de mi patria en mi adolescencia. Estoy sobrepasada por el sentimiento de haber sido alejada del útero (la naturaleza). Mi arte es el camino mediante el cual restablezco los lazos que me atan al universo».

A través de Silueta, Ana Mendieta es capaz de trabajar el cuerpo como un lienzo donde plasma su propio trauma, pero también los problemas con los que muchas otras personas son capaces de empatizar. Ana Mendieta es sin duda una de las artistas más interesantes de las últimas décadas. Con un estilo desgarrador e imponente, esta artista fue capaz de dejar una huella en el mundo del arte durante su desafortunada corta trayectoria. La violencia, la rabia y unas ganas voraces de dejar una marca como mujer cubana, ha hecho que hoy en día la obra de Mendieta siga siendo relevante y actual. 

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